domingo, 23 de febrero de 2014

Superchollo

   La multa que le cayó al dueño de la pizzería le obligó a traspasar el local para pagar la deuda. No llevaba mucho el cartel de se vende o se traspasa puesto en la puerta, cuando llamaron interesándose por él. Su posible comprador quedó para verlo a eso de media tarde. Pepe no se sorprendió al ver aparecer a un chino de mediana edad regordete con kimono. Los chinos estaban quedándose con todos los locales buenos del barrio. A él mientras le pagaran le daba igual y tenían fama de pagar al contado.
Vendedor: - Como ve son casi doscientos metros cuadrados y está todo en perfecto estado y equipado...


Chino Juan: - El holno lo podemos quital...


Pepe: - Ahí tiene un aseo pequeñito.
Chino Juan: - Esto pala tlastelo o almasen...

Pepe: - Y aquí la cocina...
Chino Juan: - ¡Tilamos este mulo y más glande!

    El chino Juan quedó muy satisfecho con el local. Firmaron los papeles ese mismo día y le entregó allí mismo el dinero estipulado, para alegría del desafortunado pequeño empresario.

   La familia del chino Juan se puso esa misma noche a piñón. Esa noche acudieron un montón de chinos al local y ellos mismo hicieron toda la obra.

 En menos de cuarenta y ocho horas el superchollo del chino Juan abría sus puertas.

Enseguida se llenó de curiosos clientes.

Herminia: - ¡Mira, Vicenta! ¡Flores de plástico para el jarroncito de la entrada!
Vicenta: - ¡Uhh! ¡Esas rosas son muy hermosas! ¿A cómo van?
Herminia: - A un cleuro...

Dependiente chino: - ¿Le puedo ayudal, señol?

Diamante: - Buscaba una broca de este tamaño...
Dependiente chino: - Ahí las tiene...

 Don Ramón: - ¡Mozooo! Ven aquí, hermoso, que yo no veo bien. ¿Tiene cajitas para las pastillas? ¡Qué luego me hago un lío!

 Diamante: - (Estos juguetes no tienen la misma calidad que los que vende Sus en la tienda pero hay que reconocer que son imitaciones muy conseguidas...)

Vicenta: - ¡Qué bien está esta tienda! Tenemos que contárselo a la Hermenegilda.
Herminia: - Ahora está muy liada con los hijos y los nietos en casa. ¡Bastante tiene con ellos!

Niña: - ¿Cuánto es?
Dependienta china: - ¡1 cleulo!

Dependiente chino 1: - Sí, tenemos. Espele aquí...

Diamante observaba en un pasillo los bolsos y carteras. Quería llevarle algún detalle a Sus.


El dependiente entró en el almacén para buscar las cajitas que le había pedido el cliente.

Era un cuarto muy pequeño pero servía como desahogo y material de repuesto en la tienda.
  
  Don Ramón tuvo suerte y el dependiente apareció con la cajita. El superchollo estaba resultando todo un éxito. La gran variedad de productos, el buen precio y excelente servicio de los despendientes había conseguido atraer a un gran número de clientes. El chino Juan estaba muy satisfecho por las ventas y sonrió desde la sombra. Esto sería sólo el principio de una gran cadena de negocios que se extenderían por todo el playmundo.

                                              FIN

3 comentarios:

  1. ¡Una entrada cortita, pero muy graciosa! Has plasmado genial la tienda de un chino. Chino Juan tiene mucho éxito en todas partes y tiene muchas cosas. Me ha hecho gracia que mencionases a la señora Hermenegilda con sus hijos :D. ¡Qué divertido! :)

    ResponderEliminar
  2. Mira, no pensaba que me reiría así a estas horas, ¡que risa! En primer lugar lo rápido que hacen el traspaso del local (al menos Pepe se lleva dinero en efectivo y al momento). Me hacía mucha gracia como Chino Juan iba planeando quitar y poner cosas cuando le enseñaba el local. Superchollo, me encanta el nombre para el negocio. Desde luego no les falta de nada, no me extraña que tenga tanto éxito. Donna, Diamante, Herminia, Vicenta...seguro que cuando le cuenten a Hermenengilda la de cosas que tienen en esa tienda, acudirá como loca a comprar (muy buena la referencia a su familia de la entrada de Marina)muchos conocidos han acudido a comprar a la tienda. Me encanta la distribución de las cosas, el nuevo enfoque que le has dado al local, es una pasada. Cortita pero muuuy divertida, necesitaba algo así. :)

    ResponderEliminar
  3. ¡Superchollo todo a un cleuro! Me encanta esta continuación de la pizzería. Ha sido algo muy pasajero lo de la pizzería, acababa de abrir, y cerró. Qué triste. ;( Este capítulo representa muy bien la situación actual, ya que es verdad que los chinos están invadiendo los negocios. Parece que al chino Juan le va muy bien, ya veo como todos y todas están encantados. ¡Muy interesante!

    ResponderEliminar