domingo, 6 de enero de 2019

Otoño 2018: Capítulo 2 - Nuevas rutinas

Irene y Olga habían visto varios pisos pero o bien el precio era demasiado elevado o el estado del piso era lamentable. No estaban siendo fáciles las primeras semanas en una ciudad en las que todo les resultaba desconocido. Habían quedado a las cinco de la tarde para ver un piso más. La dueña tenía médico justo ese día y no podía enseñárselo, por lo que le pidió el favor de recoger las llaves y enseñárselo a su mejor amiga, Herminia.
Herminia: - Así que sois maestras las dos. Pues tengo tres nietos que van al colegio. El mayor se llama Manuel. Es muy guapo y muy listo, como su padre. Le daréis clase a lo mejor.
Irene: - Pfff... Manuel... Ahora mismo tengo un caos en mi mente con tantos alumnos y nombres nuevos que no caigo...
Olga: - Yo tampoco caigo. 
Herminia: - Es por aquí. El sitio como veréis es inmejorable. Muy cerca del colegio e instituto y muy céntrico.
Herminia: - Vamos a pasar por el garaje, para que podáis ver las plazas.
Olga: - ¿Sube hacia arriba?
Herminia: - Sí, sí. Hacia arriba... Es automática. Le dais con el mando y ya está.
Herminia: - Veis como es espacioso. Aquí os cogen dos coches no muy grandes. ¿Son pequeñicos los vuestros?
Irene:  Sí, el mío es muy pequeño. Pero a mí me gusta que sea espaciosa la plaza, porque me pongo nerviosa si tengo poco espacio y no lo meto.
Olga: - El mío es normal. Pero creo que sí cogería aquí.
Herminia: - Pues si os gusta el piso, podéis hacer la prueba y ver si os entran bien los dos coches.
Herminia: - Y esta es la caldera. Esta os la deja en marcha Valeria, la hija de Vicenta, y no tenéis que tocar a nada. Es un piso muy caliente en invierno, como le da el sol. Y con el agua caliente y calefacción no vais a tener problema.
Herminia: - Subid por aquí.
Herminia: - Aquí tenéis la cocina.
Herminia: - Es antigua de cuando hicieron los pisos pero no da problemas. Yo tenía una de estas y me ha durado casi cincuenta años. Seguía marchando bien pero a mi hijo le daba miedo y me la han cambiado por una eléctrica. Tenéis el horno abajo que funciona también perfectamente, según me ha dicho Vicenta.
Herminia: - En este lado tenéis una mesa de estudio, que os puede venir bien para estudiar la oposición o para corregir o hacer vuestras cosas. A este otro lado una estantería... Una lámpara...
Olga: - ¿Y el sofá?
Herminia: - Sí, falta el sofá. Pero no os preocupéis, que si os lo quedáis, Vicenta ha dicho que os traen uno.
Irene: - A mí me gustaría también una mesa camilla para comer y cuando hace frío ponemos unas faldillas y el brasero.
Herminia: - Seguro que no hay problema en traeros una.
Herminia: - Y este el otro dormitorio. Los dos son más o menos similares de grandes. Ya el que os guste más a cada una. Y si necesitáis otra cama por si viene alguien de vuestra familia alguna aquí coge otra camita a ese lado. O si no en el sofá los invitados. Bueno, esto es todo... ¿Qué? ¿Qué os parece el piso?
Olga: - Pues a mí me gusta mucho. 
Irene: - A mí también. Pero el precio...
Herminia: - Vicenta ha dicho que os puede rebajar cincuenta cleuros, porque prefiere alquilarlo a dos clacks, como vosotras, maestras y que parecéis de fiar, antes que a meter a alguien que no conozca. Ya ha tenido malas experiencias una amiga nuestra, Hermenegilda. En su mismo bloque alquilaron un piso y los inquilinos que le tocaron de vecinos tenían a todo el barrio atemorizado... No pagaban. Destrozaron el piso y arramplaron con todo... ¡Un desastre!
Irene: - Pues vamos a pensarlo. Tenemos que hacer cuentas y hablarlo entre nosotras. 
Irene: - ¿A ti qué te parece?
Olga: - Vamos a cogerlo.
Irene: - Yo ya estoy cansada de mirar pero no quiero precipitarme. Se ve un poco viejo el bloque y no tiene el sofá aunque lo va a poner.
Olga: - Es muy coqueto y con garaje incluido.
Irene: - Sí, tiene encanto. Pero a saber quién ha estado aquí antes...
Olga: - No vamos a encontrar nada mejor. Ya hemos visto mucho. ¡Vamos a quedarnoslo! A ver si por titubear, nos vamos a quedar sin él.
Irene: - Está bien.
Herminia: - ¿Entonces?
Olga e Irene: - ¡Nos lo quedamos!
Herminia: - Estupendo. Pues ya hablo yo con Vicenta y os llama para quedar con vosotras y firmar el contrato. No os vais a arrepentir. Aquí vais a estar muy bien las dos. Y lo que necesitéis, nos tenéis tanto a mí como a Vicenta para ayudaros. Yo vivo a dos manzanas y tengo un hijo soltero, así que si queréis venir algún día a tomar té con pastitas para merendar, estáis invitadas y os lo presento.
Mientras tanto el sótano de las galerías comerciales, recientemente adquiridas por Ernesto Pérez, se había convertido en un improvisado taller de costura y confección. Lilu había dispuesto todo para que la colección otoño-invierno saliera en poco menos de diez días a la luz.
El costurero David Sardina, buen amigo de Lilu, se encargaba de los patrones y de dar las indicaciones para cortar las telas, teñirlas y tratarlas con el máximo cuidado antes de coserlas.
David Sardina: - Así, muy bien, esa tela tiene que quedar bien estirada...
Lilu llegó y se quedó sorprendida con el buen ambiente de trabajo y la organización.
Lilu: - Esta tela es perfecta para el abrigo de paño que diseñé.
David Sardina: - ¡Lilu! Amor, ¡estamos hasta arriba de trabajo! ¡Esto es una auténtica locura! Pero por ti bajo la luna.
Lilu: - ¡David! Gracias por haber aceptado este reto. Ahora sí creo que podemos conseguirlo.
David Sardina: - Niña, si yo te he dado mi palabra de que presentamos la colección en la feria de la moda de Clickópolis, lo hacemos aunque acabe muerto.
Lilu: - ¡Oh, gracias, David! ¡Me has salvado!
Lilu: - Hay que planchar con delicadeza estas telas.
Mario: - Gracias por darme esta oportunidad de trabajar con ustedes, doña Lilu. Desde pequeño me encanta la moda y yo la admiro mucho a usted y al señor David Sardina.
Lilu: - Gracias a ti, Mario. Necesitamos clicks como tú, que amen este mundo y estén comprometidos con esta empresa.
Doña Adela: - No se preocupe sacaremos adelante todos los modelos de la colección para poder exponerlos en la feria.
Lilu: - ¡Mil gracias, doña Adela! Tiene usted unas manos de oro.
David Sardina: - Niña, tenemos que tomarnos un café en cuanto salgamos de esta. Tienes que contarme todo acerca de este cambio tuyo tan radical.
Cristina Lapiara - ¿Qué significa todo esto? Cari, ¿no vas a decir nada?
Osvaldo Borghetti: - Tengo casi la mitad de las acciones de esta empresa. Exijo una explicación.
Abogado: - Yo... no estaba al corriente de nada de esto...
Lilu: - Le prometí a mi abuelo que sacaría adelante este negocio y es lo que pienso hacer, con o sin su ayuda, señor Borghetti.
Osvaldo Borghetti: - Es usted una testaruda pero me gusta.
Cristina: - ¿Te gusta? Grrrr...
Mientras tanto Sebastián y yo poníamos a mi padre al día de los últimos acontencimientos. 
Duclón: - Sebastián, sabes que ya te tenía mucho aprecio y ahora que vas a formar parte de la familia más todavía. 
Duclón: - Hija, ¿tú te encuentras bien?
Duclack: - Sí, papá.
Duclón: - ¿Eres feliz?
Duclack: - Sí, mucho.
Duclón: - Entonces me llenas de dicha. ¡Un o una piratilla más correteará por el barco!  Conozco a un buen amigo, capitán, que estaría encantado de casaros en el barco...
Pradito: - ¡Sebastián! ¡Eh! ¡Mira sé hacer pitos con los dedos...!
Ramona había liderado al frente del AMPA la apertura del comedor escolar en el colegio. Había conseguido echar a la empresa de catering que servía al instituto y surtir el comedor con sus productos frescos de la carnicería que ofrecían una excelente calidad, a la vez que le permitían ganar un buen pellizco a su negocio. Junto a otros padres, era voluntaria para organizar las comidas y ayudar a servirlas.
Ramona: - Pues ya está todo preparado para el segundo turno del comedor. Ahora vendrán los de secundaria. No hay que estar tan encima de ellos, como los pequeños de primaria.
Aunque la jornada escolar para los alumnos de secundaria era intensiva, Willy y sus amigos se quedaban en el comedor, porque por las tardes se organizaban clases extraescolares y talleres de idioma, música, deportes y otras disciplinas.
Junior: - Las tazas están detrás de ti, Willy.
Willy: - Ese filete de pescado tiene buena pinta. Cogeré otro también.
Dalia: - ¿Dónde están los platos limpios?
Renzo: - ¿Y los helados?
Emma: - Yo lo he cogido de allí, al lado de los yogures.
Renzo: - Junior, píllame uno de vainilla.
Voluntaria: - Algunos se dejan los platos sin tocar...
Voluntario:  - ¡Qué desperdicio de comida!
Emma: - Hmm, menos mal que hoy había ensalada... No soporto la carne y la presidenta del AMPA se empeña en que la tenemos que comer.
Willy: - ¿Ya llevas todo?
Junior: - Sí, yo ya estoy.
Willy: - Manolete y Jorgito han pillado mesa al fondo.
Kim: - ¡Qué asco de hamburguesas! Odio toda la comida de aquí... Mi madre se empeña en que me quede en el comedor.
Kim: - ¿Eres vegetariana, Emma?
Emma: - Sí... No puedo comerme a un animalito... Los amo demasiado.
Jorgito: - Pues donde esté un buen chuletón... A mí me encanta la carne a la parrilla y es ley de vida. Los animales también lo hacen.
Renzo: - Yo soy más de pescado pero también me gusta la carne.
Kim: - Yo también fui durante un tiempo vegetariana... pero al final he sucumbido ante la carne de nuevo. Me gustaría volver a serlo... Pero todo está en contra para los vegetarianos.
Willy: - ¿Queda sitio libre?
Emma: - Sí, te he cogido una silla a mi lado.
Willy: - ¿Y para Junior?
Emma: - Lo siento, no había más...
Junior: - Es igual. Me pondré en esta otra mesa.
Willy: - Pues yo me voy contigo.
Laurita: - Ya ni se sientan con nosotras...
Estela del Rocío: - De mi hermano no me extraña pero el resto...
Patty: - Es Kim... Les dio sesos de borrico a todos.
Charly: - Si mi madres se entera de que he sacado solamente un cinco en francés no me deja salir.
Dalia: - ¿Y qué harás?
Charly: - De momento no diré nada y cuando vaya a venir a la tutoría de padres, quizás la prepare diciéndole que la tutora me tiene manía... Mira, ahí está el rarito... Vamos a divertirnos. Huesitos para el huesitos, jojojojo.
Junior: - ¿Eh?
Willy: - ¿Te han tirado algo?
Junior: - No, no ha sido nada... Sigamos comiendo.
Junior: - ¡Auh!
Willy: - ¡Te he visto, Charly! ¡Deja de tirar huesos a mi amigo!
Junior: - ¡Willy, déjalo, por favor!
Charly:  - ¿Qué?
Willy: - ¿Qué de qué?
Willy: - Mira... Estoy harto de que te metas con Junior, que le llames rarito y lo molestes. Como vuelvas a hacerlo, te las vas a ver conmigo y con mis amigos. ¿Te has enterado?
Charly: - ¿No sabe defenderse él sólo? A mí, tú y tus amigos no me dais miedo...
Charly: - ¡Guerra de comida! ¡Colegas, todos a por el rarito y sus amiguitos!
¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
Renzo: - ¡A por ellos!
Kim: - ¡Yo me encargo de la pelo pincho!
Jorgito: - ¡Toma esto, Charly!
Manolete: - ¡Esta va por mi amigo!
Emma: - Yo me voy... No me gustan las guerras y esto no va a terminar bien.
Voluntario: - ¡Parad! ¡Estáis locos todos! ¡Eso no!
Ramona: - ¡Con la comida no se juega! ¡Todo esto lo van a pagar vuestros padres!
¡¡¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
Al día siguiente en el despacho del director...
Director: - No pienso tolerar revueltas de este tipo en el instituto. Los tres sois culpables de iniciar la guerrilla de comida y como consecuencia, pagaréis con vuestro trabajo. Vais a venir todas las tardes dos horas a limpiar el instituto y llamaré a vuestros padres para informarles de que tenéis un parte. Charly estás a uno de ser expulsado. Y vosotros dos no teníais ninguno pero vais por muy mal camino. No esperaba esto de ti, Willy.
Willy: - Señor director, fue Charly el que comenzó todo. No para de molestar...
Señor Director: - ¡Silencio! Una guerra no se inicia si alguien no responde ante un ataque. Ahora mismo quiero que firméis la paz y esto no vuelva a repetirse.
Junior: - Lo siento...
Willy: - Ainsss... yo también...
Charly: - Si, yo también estoy muy arrepentido. Por favor, no diga nada a mis padres. Prometo que no se volverá a repetir...
Esa misma tarde...
Vicenta: - Ea, pues ya está todo. El alquiler y la fianza... Si pagáis religiosamente cada mes y cuidáis bien el piso, conmigo no vais a tener problema.
Vicenta: - Ya sabéis que para cualquier cosa que necesitéis, nos llamáis y mi hija Valeria se acerca.
Valeria: - Sí, os dejo mi número de teléfono y me llamáis si necesitáis algo.
Irene: - Gracias por todo.
Olga: - Sí, muchas gracias.
Vicenta: - La caldera os la dejo en marcha. Pero aprende, niña, donde tienes la palanca por si saltan los plomos.
Valeria: - Por el sofá, no os preocupéis. Esta tarde lo tenéis aquí.
Olga: - Esta puerta no rula muy bien...
Irene: - Se lo podemos decir luego.
Irene: - ¡Ya tenemos piso!
Olga: - Digo yo, que habrá que comprar unas cervecitas y hacer una fiestecita para celebrarlo.
Charly: - Por tu culpa mis padres me han castigado...
Junior: - Yo no empecé... A mí también me riñeron los míos...
Charly: - ¿Ah sí? Pero eso no es nada, para lo que ahora te vamos a hacer mis colegas y yo.
Junior: - No me hagáis nada...
Charly: - Jajajajaja, como lloriquea como una nenaza. Junior, estamos en el colegio y hoy vas a aprender una importante lección... No hay que ser un chivato y si vuelves a decir algo a tus amigos o a tus padres o a los profesores, te va a ir mucho peor...
Unos minutos después...
Junior: - ¡Ahh!... Creo que voy a perder el conocimiento...
Voz de enfermera: - Te golpeaste muy fuerte... ¿No desayunaste esta mañana? Deberías hacerte una analítica. No es normal que te marees así y pierdas el conocimiento.
Junior: - No, no desayuné.
Voz de enfermera: - Es muy importante desayunar bien. ¡No vuelvas a venir a clase sin tomar nada!
Junior: - No, no lo volveré a hacer. ¿Puedo irme ya? Estoy bien...
Voz de enfermera: - Está bien... Hoy come bien y descansa. Es importante también que duermas las horas necesarias. Los jóvenes de hoy en día os quedáis jugando hasta a las tantas a los videojuegos y no descansáis...
Junior: - Ojalá yo me acostara y descansara para siempre...
                                        CONTINUARÁ



1 comentario:

  1. Al final Irene y Olga se quedan con el piso. Me encanta la decoración, es diferente a todos los edificios que tenemos. Es cuco y aunque se ve viejo, tiene un encanto muy especial. Doña Herminia sabe vender muy bien, ya le puede estar agradecida Vicenta. Ambas estarán muy bien en ese piso, ¡yo lo quiero! Anda que no va a dar juego el piso.

    El taller de costura es precioso, no me extraña que haya sido todo un éxito en Instagram. Lilu está muy ilusionada, dejando atrás el pasado y pensando en un futuro muy prometedor. Esa alegría la contagia a todos sus compañeros. Soy fan de David Sardina, tanto del custom como del personaje. Se nota que se lleva genial con Lilu y son buenos amigos. La verdad es que todos están encantados con ella, incluso Osvaldo, aunque Cristina...no está nada de acuerdo y le da rabia que la apoye.

    Duclón está encantado con ser abuelo. Aunque ya lo es con Pradito, este nuevo bebé traerá muchas alegrías. La que se lía en el comedor del instituto. Charly le está haciendo la vida imposible. Por su culpa los castigan, pero es que encima, sigue metiéndose con Junior, tanto que termina en la enfermería. ¡Es horrible! Me da mucha pena. Por cierto, precioso el comedor, con todos los detalles de la comida, los comentarios de los niños, Ramona,...es una pasada. ¡Voy a leer otro!

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