domingo, 2 de febrero de 2014

Los Bonmatí: Capítulo 2 Una puerta a una nueva vida

La muerte de mi padre fue un duro golpe para mi madre. Pero sacó fuerzas de dónde pudo y supo salir adelante gracias a sus manos. 
   No tuve caros juguetes pero mi madre se esmeró en que pese a su pena interior, yo creciera feliz. Recuerdo con especial cariño una peonza que me regaló cuando a penas me sostenía en pie y de la que no me pude separar durante años.
  Todas las mañana llevaba un ramo de flores frescas a  mi madre, cumpliendo así por mi padre, la promesa que mi padre un día le había hecho a mi madre. Ella sonreía al verme aparecer con las flores y se ponía a su labor sin demorar. 
   Mamá se pasaba los días cosiendo. Al principio hacía arreglos de poco para vecinas pero con el tiempo fue consiguiendo una clientela respetable, que le proporcionaba unos ingresos suficientes, para pagar el alquiler de la casa y poder vivir sin lujos.
   No nos faltó nunca un plato caliente de legumbres, queso y un trozo de pan aunque fuera un mendrugo duro.
   Ella fue la encargada de mi educación mis primeros años de vida. Me enseñó a leer y fomentó en mí el amor por las letras y la pintura.
   Había cumplido ya los siete años, cuando una mañana una dama de cabellos rubios ondulados, que caían graciosamente por debajo de los hombros, dulces ojos castaños y un elegante vestido blanco y rojo, apareció delante de la puerta de casa. Casi nunca venía nadie a visitarnos. Al principio pensé que sería una clienta pero cuando la observé mejor y vi la cara de mamá, supe que aquella dama no traía ningún encargo de costura para mi madre.
Mamá parecía conocerla de antes. Sentí que estaba más nerviosa de lo normal. Se disculpó por el desorden con aquella dama.
Y empezó a recoger los juguetes y libros que yo había dejado dispersos por la sala, mientras la dama de blanco y rojo se acercó a mí con una sonrisa y se puso a contemplar el dibujo que en ese momento esbozaba.
   Me interpeló con una voz inmensamente tierna y bondadosa acerca de aquello que dibujaba y si me gustaba pintar. Le respondí que dibujar era lo que más me agradaba hacer en el mundo, junto a leer cuentos y observar las estrellas con mi madre en las noches de verano..
   Mamá me pidió que saliera fuera a jugar. Me di cuenta de que quería hablar a solas con nuestra invitada. Protesté un poco porque me apetecía saber más acerca de aquella misteriosa dama.
   Pero cuando mamá hizo un gesto con el ceño, supe que no tenía más que hacer allí y recogí mis cosas obediente levantándome de la mesa y marchándome a la calle, donde segui dibujando sentado en el zaguán de la portezuela.
   De aquella conversación que la tía Marta, cuya identidad poco después descubriría, y mamá mantuvieron no me enteraría hasta pasadas unas semanas. Cuando mamá tuvo tomada una decisión que atañaría especialmente a mi futuro.
   La tía Marta le contó a mi madre lo enferma que estaba su madre y cómo anhelaba conocer a su nieto y pasar con él los pocos años de vida que le quedasen. Había tenido conocimiento de mí  no hacía mucho, le habían dicho que era el vivo retrato de su difunto hijo y no quería irse a la tumba sin haberme conocido y sin haber hecho por mí lo que haría por cualquiera que llevara su propia sangre.
   Ponía a mis pies un futuro prometedor, donde podría estudiar y ocupar el lugar que me pertenecía por mi apellido, llegando algún día a heredar la inmensa fortuna de mi familia paterna. La primera reacción de mi madre fue la de decir que no. No le importaba que mi abuela me conociera pero se negaba a regalarle a su hijo. Después de todo el daño que esa mujer les había hecho, no tenía derecho a venir y querer llevarse a lo único que tenía. Pero mi tía Marta le rogó que lo pensara bien y prometió volver en una semana para conocer su respuesta.
   Los siguientes días mamá estuvo desasosegada y con una sensación de angustia que no era habitual en ella. Le contó a Adelita su inquietud por estar actuando de una manera egoísta al negarme la oportunidad de tener unos estudios que ella nunca podría pagarme y tener algún día todo lo que me correspondía por ley. 
    Adelita trató de hacerla ver que no era egoísmo, sino amor y justicia, que yo era su hijo y no necesitaba nada más que estar a su lado para crecer feliz. Ella me había sacado adelante sola con su sudor y esfuerzo y era muy injusto que ahora que estaba medio criado viniera esa señora que era mi abuela y me arrebatara de su lado. 
   Pero las palabras de mi tía pesaban sobre su conciencia. Y finalmente accedió a que fuera a conocer a mi abuela, en principio como algo temporal. Pero algo en su corazón le decía que aquello se alargaría mucho más de lo que su corazón deseaba. 
Laura: - José, ella es tu tía Marta. Irás con ella y la obedecerás en todo lo que te diga. Va a llevarte a conocer a tu abuela, que está enferma y desea pasar un tiempo contigo. También conocerás allí a tu otra tía Cristina. Viven en una casa muy grande y tendrás un cuarto allí sólo para ti. Prométeme que te portarás bien, de manera que pueda sentirme orgullosa de ti.
José: - Sí, mamá. ¿Tú no vas a venir?
Laura: - No, mi niño, yo no puedo. Tengo que terminar los encargos de costura... Pero estaré pensando en ti todos los días... Y cuando lleguen las fiestas de pascuas la tía Marta te traerá de vuelta.
José: - Mamá...
Marta: - Vamos, José, el cochero nos está esperando.
 Las lagrimas desbordaron en los ojos de mi madre cayendo por su rostro y humedeciendo mi cara en su abrazo.
   Conducía el carruaje Sebastián, un click de larga melena canosa y sombrero de copa alta, que pese a su aparente seriedad me resultó simpático al guiñarme un ojo cuando me vio ya acomodado en el coche. Jamás había montado en un coche tirado por dos caballos tan regios y majestuosos, me pasé todo el camino observando el  paisaje que ibamos dejando a ambos lados del camino.
   Mi tía Marta me dio conversación durante todo el camino. Me fue describiendo como sería el cuarto en el que dormiría en la casa de la abuela y me contó que podría dibujar todo lo que quisiera en mi nueva casa, pues me había comprado una paleta de pinturas y unos lienzos, para que diera rienda suelta a mi espíritu de artista.
   Yo escuchaba atento las agradables palabras de mi tía. Llebava entre las manos mi peonza de madera y no paraba de juguetear nervioso con ella, mientras me sumergía en mis pensamientos, que volaban hasta mi humilde casita, donde había dejado a mi madre y a cuyo lado esperaba regresar pronto, puesto que ya empezaba a echarla de menos y por muy bonito que fuera aquel lugar que mi tía me retraba, no había nada que deseara más que escuchar la suave voz de mi madre contándome un cuento antes de dormir.
Cuando llegamos al camino de cipreses y setos, avistamos la sombra de una enorme mansión, entonces Sebastián aligeró el trote de los caballos.
  Mi mirada se volvió nostálgica hacia atrás, como si algo en mi interior comprendiera que aquel camino que tomaba no tendría marcha atrás y supondría el comienzo de una nueva vida...
                                                                       CONTINUARÁ...

10 comentarios:

  1. Qué bonita es la relación de José con su madre, en apenas unas líneas y unas fotos describes esa preciosa y melancólica vida, a la vez equilibrada, humilde y valerosa. El dilema que se le presenta a la buena mujer es muy duro, por una parte su niño vive bien y tiene lo necesario pero, ¿es justo que ella impida que reciba más bienes materiales y tenga mejores oportunidades en la vida? Es seguro que si el pequeño José pudiera opinar sobre el caso le diría a su mamá que no, que no necesita más, que es feliz con ella y no cambiaría estar a su lado por tener juguetes nuevos o un cuarto lujoso. El detalle del ramo de flores diario es enternecedor, y nos pone en la pista desde el principio del carácter bueno y atento del niño. Las fotos tienen una luz y un equilibrio en los colores maravillosos, parecen fotos antiguas pero perfectamente conservadas, viéndolas pienso en los cuadros de Vermeer. Ahora falta saber qué pasará con el pequeño José en casa de su familia paterna, pero me gustaría que por encima de todo nunca olvidara ni dejase sola a su madre, que sin duda pasa día y noche pensando en él y no merece quedarse sola ahora, una soledad que sería injusta y muy dura.
    Inma, esta historia tenemos que llevarla a papel como sea.

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    1. :-) Muchas gracias por tus palabras, Vicente. Son muy importantes para mí. Me dices cosas muy buenas que me llenan mucho. Esta historia es muy especial para mí, porque parte de una historia jugada e imaginada cuando era una niña. Los personajes son muy importantes para mí y por eso también me es difícil hacerla y estar conforme con ella. Soy más crítica y dura con ella que con otras.
      Pues la vida de José cambiará mucho pero no va a olvidar nunca sus orígenes. A ver si pronto pongo el siguiente capítulo. Un abrazote

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  2. Como el primer capítulo de esta historia tan entrañable y trágica, me ha dejado un sabor de tristeza cálido y a la vez inquietante. La forma en que cuentas esta bella historia me llega mucho al alma. Escoges con maestría y delicadeza cada palabra para removernos las emociones. El dilema de Laura sobre si dejar marchar a su hijo para que tenga un futuro mejor o no permitir que su tía Marta se lo lleve me ha conmovido mucho y la decisión que ha hecho de dejarlo ir demuestra que es una madre que haría cualquier cosa por su hijo. Me he fijado en especial en el detalle de que el niño no dejaba de jugar con su peonza mientras el carruaje avanzaba hacia su nueva morada. Me ha hecho pensar en una temblorosa e insatisfecha despedida de su pasado, como si la peonza representase su anterior vida humilde. Me ha dado mucha tristeza que José se aperciba de que el camino que ha tomado ya no tiene regreso... No obstante, el futuro que le espera también parece esperanzador; pero, como él mismo ha dicho, nada podrá ser más bonito y grato que el calor de una madre. Ningún objeto material ni vida ostentosa podrán ser mucho más protectores que los templados brazos de una madre... Presiento que José la extrañará mucho, tanto que será imposible que sea feliz allí... ¡Estoy deseando saber qué sucede! Enhorabuena, ha sido un capítulo muy intrigante y bonito. Gracias por ofrecernos esta historia tan melancólica.

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    1. Gracias a ti por leerla, me hace mucha ilusión que me des tu opinión de esta historia. Me emociona que consiga llegarte y me llenan mucho tus palabras. Es un poco triste, sí. Pero a José también le esperan muchas cosas alegres y muy buenas. Efectivamente la peonza es un poco el símbolo de su antiguo y esa vida modesta que llevaba en él junto a su madre. Espero que te guste cómo sigue. Un abrazo

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  3. Que triste y tierno es este capítulo. Has conseguido que me meta en la piel deJosé y que sienta como míos sus sentimientos. Su madre piensa más allá y sabe que se beneficiará accediendo a la propuesta. No puedo ni imaginar el inmenso dolor que siente cuando su hijo se aleja. Aunque su suegra fue cruel y malvada, el futuro de su hijo y su bienestar es más importante para ella. Por lo pronto, su tía Marta me parece un personaje muy agradable además de guapísima. Que fotografías más bonitas, podría estar horas mirando cada escena. Están cargadas de sentimientos, de sensaciones. Esta historia me está gustando muchísimo y ya estoy deseando saber que ocurre en el próximo capítulo. Un besicooo

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    1. Daniiiiiii, ¡qué bien que te guste! Laura como una buena madre sólo quiere lo mejor para su hijo, incluso por encima de sus propios deseos y felicidad.
      La tía Marta va a ser muy importante para ayudarle a adaptarse a su nueva vida. Ella siempre va a estar a su lado. Y todavía le queda por conocer a su otra tía Cristina, más joven, que también sentirá debilidad por su sobrino.
      No tardaré tanto en poner el siguiente capítulo. Necesito en estos momentos escribir sensaciones, como las de esta historia. Un besote

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  4. Hola! Cada vez se pone más interesante la historia. Difícil decisión para una madre, elegir entre darle un mejor futuro para su hijo o tenerlo a su lado.

    Las fotografías me han encantado!!! Un saludo :)

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    1. Sí, es difícil para una madre. Laura decide lo que cree mejor para el pequeño. Pero su idea no era la de separarse del pequeño para siempre, auqnue al final las cosas puede que se compliquen y no salgan como ella quiere.
      Graciaas por comentar. ¡Qué bien que te gusten las fotos! :-) Un saludooo

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  5. Que bonito.......... pero triste a la vez. Me ha gustado, como siempre el nuevo post.
    Saldos y felicidades,

    Àlex y mis playmobils

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    1. Gracias, Alex. Me alegra mucho que te haya gustado. No todo será triste. Habrá cosas alegres. Ya verás. Saludosssss

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