viernes, 2 de noviembre de 2018

Sebastián (Temporada II): Capítulo 5 - Libres

Sebastián y Duclack fueron a casa de Hafida. Allí ella les preparó algo para recuperar fuerzas. Los niños tuvieron la oportunidad de conocer más a fondo a Carbón y encontrar en él un nuevo amigo de juegos.
Hafida: - ¿Queréis un poco más?
Sebastián: - No, muchas gracias.
Duclack: - Este caldo está buenísimo.
Mientras los niños se quedaron jugando con Carbón, Sebastián y yo nos apartamos a un lateral de la casa para tener algo más de intimidad hablando, fin que resultaba bastante difícil en la humilde casa de Hafida.
Sebastián: - ¿Y entonces mi hermano te contó lo que pasó en Nueva York?
Duclack: - Sí, y cómo perdimos tu pista en el aeropuerto. Después conseguí averiguar que habías cogido una avión a Egipto y entonces recordé tus palabras en una de nuestras conversaciones nocturnas en la buhardilla. Tu deseo por escribir un libro acerca de aquella noticia sobre el asesinato de una clack y la secta que honraba a Seth.
Sebastián: - Sí, me atrajo mucho ese tema y sentí que debía escribir sobre ello pero necesitaba conocer la realidad de primera mano. Conseguí información bastante jugosa pero entonces un día en el mercado me metí por un callejón y alguien me golpeó. Al principio no entendía nada pero después comprendí que mis secuestradores eran adoradores de Seth que temían que sus crímenes fueran descubiertos y tras conocer mi investigación, fueron a por mí. Creo incluso que sé quién les informó sobre lo que yo estaba haciendo o al menos tengo mis sospechas. He tenido tiempo de pensar allí encerrado.
Duclack: - Si te hubiera pasado algo... No me habría perdonado que lo nuestro acabara así. Todos estos meses contigo en casa fueron tan diferentes... Y sobre todo este verano ha sido tan especial...
Sebastián: - Duclack...
Duclack: - Sebastián...
Duclack: - Sebastián, hay algo muy importante que tengo que decirte...
Sebastián: - Dime, te escucho...
Elena: - ¡Duclack! ¡Menos mal que os encuentro!
Duclack: - ¡Elena! Vienes corriendo. ¿Qué sucede?
Elena: - Estábamos equivocados en nuestros cálculos. Esta noche hay luna llena y no el viernes cómo pensábamos. El gran sacrificio será esta noche! ¡Hay que sacar a Ben de allí inmediatamente! Estoy segura de que ahora que no tienen a Sebastián, van a utilizarlo a él.
Duclack: - ¡Corramos! ¡Él me ayudó  a sacarte de allí! Ahora debemos ayudarle nosotros.
Don Pimpón: - Quería hablar contigo, Junior, porque me ha sorprendido mucho esa nota en el primer examen de matemáticas. Espero que sea algo puntual, un mal día. Siempre has sido un buen alumno y las matemáticas se te han dado bien. Últimamente te encuentro más distraído de lo normal y me da la sensación de que algo te está pasando.
Don Pimpón: - ¿Sabes qué si es así y algo te sucede, puedes confiar en mí?
Junior: - Sí, don Evelino. Pero no me pasa nada...
Don Pimpón: - No es bueno que te calles las cosas. Dime: ¿Tienes problemas en casa? ¿Con tus padres? ¿O es por alguna chica que te gusta?
Don Pimpón: - No... De verdad, don Evelino. No me sucede nada. Le prometo que estudiaré más para el próximo examen. ¿Puedo irme ya?
Don Pimpón: - Sí... Puedes irte...
Ben: - Malditos cobardes... No soy ningún cochinillo para tenerme así atado y servirme en bandeja a vuestros dioses.
Ben: - Wenda... Hijos míos... Espero que esteis bien sin mí. Siento no haber sido un padre perfecto...
Uno de los clicks cogió un cuchillo y se puso a recitar una especie de oración ininteligible a los oídos de Ben.
Willy: - Junior, ¿qué quería don Pimpón? Cuando dijo que quería hablar contigo al final de la clase, dio miedo...
Junior: - Nada... Era por el examen de mates...
Kim: - Yo he suspendido también y no me ha dicho que me quede.
Renzo: - Está a acostumbrado a que tú suspendas mates. Lo de Junior choca más.
Kim: - Muy gracioso... Me voy, que hoy viene mi madre a recogerme con el chofer. Nos vamos de compras.
Willy: - No entiendo como has suspendido. Si estuvimos estudiando juntos y te lo sabías. No te desanimes. ¿Te vienes a mi casa a jugar a la play?
Junior: - No, Willy... Prefiero volver a casa directamente. 
Willy: - Está bien... Mañana quedamos entonces para venir como siempre en mi esquina a las ocho menos diez.
Junior: - Vale.
Renzo: - Corre, Willy. Vamos a perder el autobús.
Sebastián: - Fuiste tú la que les contó lo de mi investigación y mis planes. Nadie más aquí lo sabía. Además te escuché hablar con uno de ellos. Estoy seguro de que era tu voz...
Bastet: - Yo...
Bastet: - Es mi hermano... Se metió en esa secta hace años. Ha cometido errores pero es porque le lavaron el cerebro... Tuve que decírselo. Él podría haber acabado en la cárcel si tú publicabas ese libro... Siento el daño que te he causado. Tú me caías bien. Me regalaste tu perfume. Nunca antes me habían regalado nada. Cuando supe que mi hermano y sus hermanos de la secta iban a matarte, era demasiado tarde... No podía hacer nada.
Sebastián: - Pero ahora sí puedes hacer por un buen amigo que está en peligro. Por favor, Bastet, ayúdanos. Llévanos hasta allí. Tú puedes colarnos en el corazón de la pirámide sin levantar sospechas.
Willy: - Junior está muy extraño.
Jorgito: - Él siempre ha sido extraño.
Renzo: - Yo también lo he notado. Está más raro de lo normal. Algo le sucede.
Jorgito: - No está acostumbrado a suspender. Le habrá afectado lo del examen. Ya se le pasará.
Willy: - Conozco a Junior. No creo que sea simplemente eso.
Patty: - Deberíais hablar con él, preguntarle y hacer algo para animarlo. Sois sus amigos.
 Manolete: - No es mala idea. Quizás podríamos prepararle una sorpresa que lo anime. Pronto será su cumpleaños.
Renzo: - ¿No se habrá enamorado? 
Jorgito: - Junior siempre ha sido muy reservado para las clacks. No suelta prenda de quién le gusta y no se atreve a acercarse a ninguna clack cuando salimos. Yo incluso he llegado a pensar que le podrían gustar los clicks.
Willy: - No le gusta alardear como a ti. A mí tampoco y no pasa nada.
Renzo: - Creo que tengo que darle algunas clases de seducción. Para que si le gusta una clack, se lance.
Bastet: - Seguidme, ya estamos...
Bastet: - Aquí está la palanca que acciona la apertura de esa puerta. Ahora es cosa vuestra. Yo debo marcharme. Si se enteran que os he ayudado, me matarán.
Sebastián: - Es esta la sala, sí...
Duclack: - Parece que hoy está llena de público.
Sebastián: - Habrán venido a la función...
Duclack: - Pues que comience el espectáculo.
Lilu: - Loli, necesito que me ayudes. Quiero que pongamos en funcionamiento el viejo taller de confección en los almacenes. Necesitaré que limpiemos el sótano con las máquinas de coser y que me ayudes a traer algunos materiales. Además vamos a necesitar aumentar el personal de costura.
Loli: - ¿Está al corriente de lo que quiere hacer el señor Borghetti?
Lilu: - No, y prefiero que de momento no sepa nada. Confío en ti, Loli.
Loli: - Yo... está bien. Haré algunas llamadas y me pondré a su disposición. 
Lilu: - ¡Gracias!

Duclack: - ¡Hyaaaah!
Elena: - ¡Ben! Ya estás a salvo...
Ben: - Afloja estas cuerdas.
Duclack: - ¡Patada chino Juan!
Sebastián: - ¡AHHH!
Sebastián: - Levanta si quieres vivir...
Sebastián: - ¡AHHH!
Duclack: - ¡Sebastián! ¡Suéltalo!
Duclack: - ¿Estás bien?
Sebastián: - Sí, por los pelos... Eres increíble...
Sebastián: - ¡Oh! ¡Oh! Parece que hemos enfurecido a todos estos...
Elena se subió en alto y anunció a todos en su lengua que las autoridades estaban al corriente de las prácticas de la secta y estaban en camino.
Ben: - ¿Habéis oído eso, amigos? Será mejor que nadie se mueva.
Todos los integrantes de la secta se rindieron.
Sebastián y yo nos abrazamos felices. La secta había sido derrotada y Sebastián tenía material suficiente con esta aventura vivida para poder escribir su libro.
Sebastián: - Te quiero, mi piratilla valiente. Deseo pasar toda mi vida a tu lado en esa gran mansión como tu esclavo, en un barco pirata o dónde quiera que estés, cuidando de ti y de Pradito. Y ahora dime, ¿qué es lo que ibas a decirme cuando Elena nos interrumpió?
Duclack: - Que también te quiero, con todas mis fuerzas, y que de ahora en adelante, si quieres, tendrás que añadir a alguien más a tu lista de cuidados... Porque creo que estoy embarazada. Sebastián estoy esperando un hijo tuyo...
Sebastián: - ¿¡Qué!?
Sebastián: - ¡Yujúuu! ¡Me haces tan feliz!
Duclack: - Jajajajajajaja. Yo también soy muy feliz.
Sebastián: - ... Voy a ser padre. Un pedacito tuyo y mío crece en tu interior. ¡Es el día más maravilloso de mi vida!
Duclack: - Me alegra que sea tan especial para ti. Yo la verdad es que estoy bastante asustada pero ahora que sé que estás conmigo, me siento mucho más segura. Siempre has conseguido transmitirme mucha paz y justo es eso ahora lo que más necesito.
Doña Rosarito: - ¡Es vergonzoso!
Doña Victoria: - Obra de gamberro, sin duda. Habrá que investigar y examinar todas las cámaras de seguridad cercana, así como buscar testigos presenciales.
Don Apolonio: - No podemos permitir que en un instituto como el nuestro reine la anarquía. Los culpables de esta pintada, tendrán su merecido castigo.
Don Pimpón: - ¡Irene! ¿Vas para casa?
Irene: - Sí, por fin hemos terminado la mañana.
Don Pimpón: - ¿Un día duro?
Irene: - Mi tutoría me tiene frita. Le han puesto otro parte a Jorgito. Mañana tengo que llamar a su casa, porque sus padres me han escrito un mensaje que quieren tener una reunión conmigo... Estoy saturada.
Don Pimpón: - Tranquila, acaba de empezar el curso. ¿Te apetece tomarte un café y que te ayude a instalar el programa que te comenté en el ordenador?
Irene: - ¡Ay, lo siento! Te lo agradezco un montón pero hoy no puedo. Estoy esperando a Olga, que viene a ver mi piso. No encuentra nada libre para alquilar y lo poco que hay está carísimo, así que le he ofrecido la posibilidad de compartir piso. Yo no quería compartir pero con la media jornada estoy muy apurada pagando un alquiler tan alto.
Olga: - ¡Hola! Ya estoy. Me entretuve recogiendo el taller de plástica.
Don Pimpón: - Bueno... otro día entonces hablamos.
Irene: - Sí... Hasta otra, Don Pim... ¡Digo Evelino! Hehe
Olga: - ¡Tía, casi le llamas don Pimpón! Jajajajajaja
Irene: - ¡Ay, calla! ¡Qué vergüenza! De tanto oírselo a mis alumnos me lo han pegado.
Olga: - ¿Qué quería?
Irene: - Me invitó a un café y de paso se ofreció para instalarme un programa en el ordenador. Pero le he dicho que no podía.
Olga: - Huy, ¿y por qué te pones nerviosa?
Irene: - ¡Qué dices! No estoy nerviosa.
Olga: - ¿Te gusta?
Irene: - ¡Nooo!
Olga: - Hmm... mejor. La verdad es que es un click muy raro. ¿Has visto que chalecos de rombos lleva? Parece tan cuadriculado en todo. Y cómo les habla de usted a sus alumnos...
Irene: - Sólo es una técnica de crear distancia con ellos y hacerse respetar.
Olga: - Pues me encantaría verlo fuera de clase. ¿Te lo imaginas con dos copas de más? A lo mejor se desmadra y es un cachondo mental.
Irene: - ¡Olga! ¡Qué cosas dices!
Olga: - Un día si quieres lo invitamos a cenar al piso. Jajajajaja
Irene: - Vamos que la casera nos está esperando. Quiere conocerte. Ojalá te guste y te quedes, así no estaré tan sola en esta ciudad. Ayer me encerré en la pensión a las cinco de la tarde y menuda depresión. Hoy haré la mudanza.
Uno a uno salieron de la pirámide todos los integrantes de la secta. La policía tenía pruebas de los últimos asesinatos.
 El comisario nos agradeció nuestra colaboración en esclarecer el caso.
 El comisario quiso condecorarnos con una medalla de la ciudad pero preferimos mantenernos al margen de homenajes. Nos dijo entonces que le pidiéramos lo que quisiéramos como recompensa a nuestra inestimable ayuda.
 Estaban felices, porque habían recuperado de la pirámide un tesoro perdido de incalculable valor. Los integrantes de la secta lo habían expoliado y lo estaban utilizando para costear sus vicios. Ben se atrevió a pedir algo. Un buen hotel para descansar esa noche. Aunque Hafida era muy hospitalaria, su casa no era muy confortable y teníamos la espalda molida de dormir en el suelo. Además apenas habíamos podido ver la ciudad.
 El comisario nos consiguió el hotel y un romántico tour por el Nilo en un barco turista para nosotros solos. Sebastián me sorprendió apareciendo con una falda egipcia atada en la cintura y dejando su  atractivo torso al descubierto.
Sebastián: - Estás muy pensativa. ¿Qué pasa por tu cabeza?
Duclack: - Disfruto simplemente del momento: la brisa, el suave mecer de las olas, tu compañía...
Sebastián: - Sí, disfrutemos del momento. Ya habrá tiempo de pensar cuando volvamos a casa. Te quiero, Duclack.
Duclack: - Sebastián, te quiero.
Hafida: - Al final todo ha salido bien. Tienes un talismán para conseguir salir victorioso de cuanto peligro te acecha.
Ben: - Una pena que no tenga el mismo talismán para mantener cerca a las clacks que merecen la pena.
Hafida: - Ben...
Simbat: - ¿Qué hacéis?
Hafida: - Nada...
Simbat: - Mira tus hijos la que traen tirando piedras...
Hafida: - Estos niños...
Elena: - Ben, me han dicho que hay unos restos arqueológicos al sur que son muy extraños. Me encantaría contar con tu opinión sobre ellos. ¿Volveremos a vernos?
Ben: - ¿Quién sabe? Allí donde esté la aventura yo estaré.
 Esa misma noche...
Ben: - Gracias por todo, familia.
Duclack: - Venid cuando queráis. Estáis todos invitados a nuestra casa.
Sebastián: - Y cuidad bien de Carbón.
 Duclack: - ¿Sabes qué? Creo que voy a echar de menos esta tierra... Tengo la sensación de que aquí dejo un trocito de mi corazón.
 Sebastián: - Volveremos algún día, con Pradito y con nuestro bebé.
 Ben: - Como está esto de gente... No perdáis de vista vuestras maletas.
 Duclack: - ¿Has escrito mucho?
Sebastián: - Tengo suficiente material para mi novela. Cuando llegue a Clickópolis, lo pasaré todo a limpio y buscaré un editor.
 En el avión...
 Sebastián: - Quiero que seas la primera en leer la novela.
 Duclack: - Será un honor para mí.
 Ya en tierra...
Duclack: - ¡Mirad! ¡Están allí! ¡Han venido a recibirnos!
Pradito: - ¡Mamá! ¡Sebastián!
Sus: - ¡Duclack!
Dante y Suselle: - ¡Abuelito!
Duclack: - ¡Mi niña!
Pradito: - ¿Me has echado de menos?
Duclack: - Mucho. ¿Y tú a mí?
Pradito: - ¡También mucho! Aunque con Suselle y Dante he estado muy bien.
 Sebastián: - ¡Mi campeona!
 Pradito: - ¡Sebastián! ¿Te vas a quedar en casa o te volverás a ir?
 Sebastián: - ¿Tú quieres que me quede?
 Pradito: - ¡Sí!
 Sebastián: - Entonces me quedaré con vosotras para siempre.
 Duclack: - ¿Se ha portado bien? Siento tanto haberme perdido su primer día de clase...
 Sus: - Se ha portado muy bien y no te preocupes, con Dante y Suselle fue tan contenta como si nada y podrás llevarla muchos más días.
 Sus: - Esperadme aquí que traigo el coche.
Diamante: - Contigo tengo pendiente una conversación. Espero que trates a la capitana como es debido. De lo contrario, te las verás conmigo y con unos cuantos piratas tan fuertes como yo.
Sebastián: - ¡Upps! Yo la quiero de verdad. Jamás le haría daño.
 Sus: - ¡Todos al coche! Vais a tener que apretaros un poco...
 Sus: - ¿Estáis?
 Diamante: - Arranca. Podemos pedir algo para cenar todos en casa.
 Sus: - Buena idea.
Suselle: - Nunca habíamos ido tantos en el coche de mamá.
Ben: - Menos mal que es grande.
Pradito: - ¡Auh mi pierna!
Sebastián: - ¡Perdón!
Duclack: - ¡Cuidao que ese es mi brazo!
Dante: - Pero estamos algo apretujados...
Diamante: - ¿Pedimos comida al restaurante del chino Juan?
Todos: - ¡Sííí!
CONTINUARÁ


                                                           CONTINUARÁ

1 comentario:

  1. Este ha sido un capitulazo, no sabes lo bien que me lo he pasado. Me he reído y me he emocionado, con la confesión de Duclack a Sebastián. Vamos por partes.

    Ha sido genial el rescate de Ben. Alguns fotos imponen, como esas en las que se ven a todos los de la secta ahí metidos o cuando salen de la pirámide, ya detenidos. Un final feliz, al menos para esta parte de la historia. Sebastián vuelve a casa, con Duclack y Pradito. Estoy deseando leer el momento en el que Pradito se entera de que tendrá un hermanito. Y que los demás lo sepan, Sus, Diamante, su padre...y doble sorpresa cuando se entere de que Sus también lo está. La reacción de Sebastián ha sido muy buena, se nota que será un padrazo. Hafida es muy hospitalaria, pero hacen bien en irse a un hotel jajaja, ahí todos metidos es una locura (como en el coche, cuando regresan a casa,me he reído al verlos a todos metidos jajajajaja). Al final se quedan con Carbón, con ellos estará bien. Me encanta el policía, es que para esa zona del mundo, es ideal jajaja, con esa forma de vestir. Ben le deja caer a Hafida que la echa de menos...Simbat no los pierde de vista, no se fía jajaja. ¿Seguirá saliendo Ben con la guardabosques? Por cierto, Sebastián está muy sexy vestido así, de egipcio con el torso al descubierto, ¡pero que mono esssss!

    Don Pimpón sabe que algo le ocurre a Junior, no entiende que no haya suspendido. Igual sus amigos, saben que no es normal que Junior esté así. Él se calla, pero es que es lo más normal en estos casos, callarse, no decir nada por miedo, incluso por vergüenza. Ojalá se deje ayudar, antes de que sea demasiado tarde y esto le cause un trauma de por vida.

    Lilu le pide a Loli (parece un trabalenguas jajaja), que le ayude a habilitar el viejo almacén de confección y contratar a gente. Mucho me temo que esto le causará algunos problemas con su socio...a ver que tal se lo toma.

    A Don Pimpón le gusta Irene,y viceversa. A mi me gustan como pareja. Ella no lo quiere reconocer, pero Olga no es tonta y se percata de todo.Ay, estas siuaciones de alquiler de piso, media jornada y todo esto, me es muy familiar jajaja. Parece que a Irene no le importa compartir piso con Olga, le vendrá bien. Por lo que cuenta, es un poco deprimente el lugar en el que está.Y el tema de las pintadas...¿Será cosa de los mismos que se meten con Junior?

    Estoy deseando leer más, me lo paso pipa, me despejo, me haces viajar y olvidarme de todo. Es como una terapia, prefiero un capítulo de los tuyos antes que ir a yoga o meditación.

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