Duclack: - ¡¡¡Aaaaaaa!!! ¡Qué bien he dormido!
Duclack: - ¿Un momento? ¿Esto es el cuarto de Sebastián? ¿Qué hago aquí? ¡Oh, ahora recuerdo todo! Bebí demasiado ron anoche. ¿Hablaría más de la cuenta? ¡Ufff, me duele la cabeza!
Duclack: - ¿Quién me puso el pijama? ¿Sebastián?
Duclack: - Hola...
Sebastián: - Buenos días, capitana. ¿Ha descansado bien?
Duclack: - Sí... Tu colchón es bastante cómodo... Sebastián... ¿Anoche dije muchas tonterías?
Sebastián: - Usted nunca dice tonterías ni cuando el alcohol le tira de la lengua. Estaba hasta graciosa...
Duclack: - ¡Upps! Sebastián, te pido disculpas. Odio tratar de solucionar los problemas con el ron. Pero anoche fue demasiado: la caída de Prado, Teo, la cena...
Sebastián: - Sí, fue movida la cena, por lo que pude entender. No se preocupe, capitana. Conmigo no tiene que disculparse. Estoy aquí para servirla siempre.
Duclack: - Gracias...
Sebastián: - ¿Aún no ha probado el bollo?
Duclack: - No tengo fuerzas.
Sebastián: - ¿Quiere más café?
Duclack: - Sí, por favor y una pastilla para el dolor de cabeza.
Duclack: - (Hoy tengo que llamar a Teo. Pero no me apetece nada hablar con él. ¡Ainss! Estoy hecha un lío... Y este dolor. ¡Parece que me va a explotar la cabeza!)
Pradito: - ¡Buenos días!
Duclack: - Buenos días, ¿cómo va ese brazo?
Pradito: - Bien aunque no voy a poder lavarme...
Duclack: - Eso es lo que tú quisieras. Ya buscaremos la forma, para que no se te moje.
Duclack: - Sebastián, hoy no tienes que hacer comida para nosotras. Tienes el resto del día libre. Te lo mereces. Nosotras iremos a comer con mi padre al restaurante de Carmelo.
Pradito: - ¡¡¡BIENNN!!!
Duclack: - (Tal vez debería casarme. Puede que Teo sea mi última oportunidad. Todos al mi alrededor se casan y tienen hijos. Y yo sigo aquí... Pasando los años con complejo de Peter Pan... Pero hay algo en mi interior qué me dice que me frena...).
Pradito: - Está al lado del mar. ¿Por eso se llama Restaurante del mar?
Duclack: - Eso es...
Pradito: - Si Duclón es tu padre, ¿eso quiere decir que será mi abuelito?
Duclack: - No sé si le haga gracia eso de llamarlo abuelo. Pero sí...
Pradito: - ¡Qué bien! Nunca he tenido un abuelo. Y me gusta que sea pirata...
Duclack: - Hola Renzo. ¿Está mi padre?
Renzo: - Sí, ahí está... Y el mío también esperándote.
Duclack: - Bien. Mira, esta es Pradito. Pradito este es Renzo, el hijo de Carmelo. A Carmelo ya lo conoces del barco.
Renzo: - Hola
Pradito: - ¡Hola Renzo! Yo también soy pirata como tú.
Renzo: - ¡Ah... qué bien!
Duclack: - Vamos a la terraza, que ya he visto a papá y Renzo parece muy ocupado con el whatsappclick.
Duclack: - ¡Papá!
Duclón: - ¡Hija!
Duclón: - ¡Dame un beso! Ya era hora de que te dignaras a quedar con tu padre. Desde que vine de mis vacaciones, no has querido saber nada de mí.
Duclack: - He estado muy liada. Además si tú eres independiente para tomar decisiones transcendentales con Wenda sin contar conmigo, yo también lo soy.
Duclack: - Papá, esta es Pradito.
Duclón: - A ti también tenía ganas de conocerte... He oído mucho hablar de ti. Dame un abrazo...
Duclack: - ¡Carmelo!
Carmelo: - ¡Capitana! ¿Qué tal está? ¡Qué alegría verla por aquí! ¿Qué os pongo?
Duclón: - ¡Una buena mariscada!
Carmelo: - Pedir todo lo que queráis. Y la niña igual.
Carmelo: - Voy a darle vuelta al arroz que no se me queme.
Tina: - ¡Duclack!
Duclack: - ¡Tina! ¿Estás echándole una mano en el restaurante a Carmelo?
Tina: - Sí, no es tan buen jefe como tú pero no paga mal.
(Risas)
Tina: - Dame otra click-cola y dos cervezas para la mesa del concejal...
Carmelo: - ¡Oído cocina!
Duclack: - ¿Qué vas a tomar Pradito?
Pradito: - ¡Tortilla con ketchup!
Duclack: - ¿Pero no te cansa siempre pedir lo mismo? ¿No quieres probar las rodajas de merluza?
Pradito: - Psss...
Duclón: - Una buena pirata, tiene que comer pescado. Además es necesario el fósforo para ser más lista que el enemigo.
Pradito: - Bueno, pues una tortilla y un poquito de merluza.
Duclack: - Eso está mejor.
Duclack: - ¡Qué bien se está aquí! Corre una brisa que da gusto... Fue una gran idea la de Carmelo de poner este negocio.
Duclón: - Y se ve que no le va mal. Siempre tiene gente y eso que hoy es un día de diario.
Pradito: - ¿Puedo ir a jugar a la arena hasta que traigan la comida?
Duclack: - Bueno, pero no te alejes mucho.
Pradito: - ¡Biennnnn!
Duclón: - ¡Qué energía tiene!
Duclack: - Demasiada...
Duclón: - Me recuerda a cierta niña pirata que no paraba quieta y anda que no me hacía correr detrás de ella...
Pradito: - Hola. ¿A qué juegas? ¿Te peleas con la pared?
Niño: - No, estoy entrenando.
Pradito: - ¿Jugamos juntos?
Niño: - Tú no tienes espada.
Pradito: - He visto unas cajas ahí detrás. Puedo hacerme una.
Niño: - Bueno...
Pradito: - ¡En guardia Mr. Wilson!
Niño: - ¿Por qué me llamas así?
Pradito: - Porque eres el capitán de los soldados ingleses. Yo soy la capitana de los piratas.
Pradito: - Oye, aquí dentro hay un escondite.
Niño: - No habrá más que porquería... ¿Hay algo interesante?
Pradito: - ¡Seguro que hay un tesoro escondido!
Pradito: - Espera, voy a tratar de alcanzar una cosa que brilla...
Niño: - ¡Serán monedas!
Pradito: - Falsa alarma... Era un envoltorio de papel de aluminio.
Duclón: - ¿Y entonces te apañas bien con el trabajo y la niña?
Duclack: - Sí, Sebastián me ayuda mucho con ella. Se encarga de todas las tareas de la casa y ella lo adora. Pero papá, estoy llena de dudas y de miedos... ¿Cómo lo hiciste tú para criarnos a Diamante y a mí solo?
Duclón: - El amor por los que quieres es capaz de solventar todos los obstáculos. ¿Y Teo qué dice de todo esto?
Duclack: - Teo... Esa es otra. Aún no sabe nada sobre mi decisión de adoptarla. Quería decírselo pero a veces es imposible hablar con él. Además...
Duclón: - ¿Además qué?
Duclack: - ¡Ay papá! Además... anoche me sorprendió pidiéndome matrimonio. Me llevó a un restaurante francés. Me cantaron unos mariachis y me lo pidió delante de todo el restaurante. ¡Pasé una vergüenza!
Duclón: - ¿Le dijste que sí?
Duclack: - ¡No!
Duclón: - ¿Le dijiste entonces que no?
Duclack: - En realidad, no le he respondido aún. Llamó Sebastián para decirme que estaba en urgencias con Pradito por lo del brazo y ya me puse nerviosa y me fui del restaurante. Él me acompañó pero ya no hablamos más de eso. Yo no tenía cabeza para ello.
Duclón: - Se va a enfriar la comida, será mejor que llamemos a Pradito.
Duclack: - ¿Dónde se ha metido?
Pradito: - Vamos a asaltar una fortaleza. ¡Sígueme!
Niño: - Pero no era tu enemigo inglés.
Pradito: - Sí, pero naufragó tu barco y te curé yo y ahora somos amigos. Has renegado de tu rey y has jurado fidelidad a la piratería...
Carmelo: - ¡Renzo, ve a buscar a la niña de Duclack!
Renzo: - ¿Ahora también tengo que hacer de niñero?
Carmelo: - No protestes, que aún no he olvidado lo de tu escapada. Y sabes que sigues castigado por muuuuucho tiempo.
Renzo: - Pfffffff...
Renzo: - Aquí está...
Duclack: - ¡Pero cómo vienes de sucia! ¡Te has revolcado por la arena!
Pradito: - Un poquito...
Duclón: - No le riñas... No es nada que no se quite con agua...
Duclack: - Pues verás tú la gracia que le van a hacer a Sebastián esas manchas en la ropa.
Duclón: - Pradito, ¿te gusta vivir en esta ciudad?
Pradito: - ¡Mucho! Y la casa de Duclack es supergrande... Además Sebastián es muy bueno conmigo y juega conmigo y me cuenta cuentos.
Tina: - La merluza... ¡Qué aproveche, bonita!
Pradito: - ¿Por qué esa clack no tiene pelo? ¿Se meterán con ella cómo conmigo por tener el pelo corto?
Duclón: - Es pirata. Los piratas podemos ir cómo queramos. Y no nos importa la opinión de los demás. Tenemos mucha más personalidad que ellos.
Pradito: - ¡Seeeh!
Carmelo: - Toma, guapa, otra click-cola.
Pradito: - ¿Sabes? Yo también soy pirata.
Tina: - ¿Ah, sí? Pues un día podemos ir juntas de aventura en el barco.
Pradito: - ¡Seeh! ¡Las chicas piratas molamos!
Carmelo: - Ese era el concejal que estaba con la alcaldesa.
Duclón: - ¿Qué pasó? Ya no se oye hablar de ellos.
Carmelo: - Eso hizo aguas, se ve, como muchos de los proyectos urbanísticos... Ahora ella está muy cerrada en dar otro salto en su carrera política.
Duclack: - ¡Hasta otra, Carmelo!
Carmelo: - ¡Ya sabéis que esta es vuestra casa! Tenéis las puertas siempre abiertas.
Duclón: - ¡Adiós!
Duclón: - ¿Entonces qué has decidido hacer respecto a Teo? ¿Lo quieres?
Duclack: - Sí... Pero papá, no me termino de ver a su lado toda la vida... Es dar un paso tan importante. ¿Por qué ha tenido que pedírmelo? .
Duclón: - Yo lo que veo es que ese click es muy poco pollo para tanta gallina como tú... Duclack, no te precipites por miedo a la soledad o por seguir el camino que la sociedad trata de imponernos. Si no estás segura, date un tiempo. Aclara tus ideas y sobre todo, escucha tu corazón. Sólo entonces podrás tomar una decisión acertada
Duclack: - ¡Papá! Siempre me das los mejores consejos. No sé qué haría sin ti. Siento ser una cabezota a veces y haber estado enfurruñada por lo de tu boda, por eso no he querido quedar antes contigo. Te quiero mucho y eres libre también de tomar tus propias decisiones. Además sé que Wenda es una buena clack y me alegra que hayas encontrado la felicidad a su lado.
Duclón: - Siempre serás mi niña.
FIN