domingo, 29 de julio de 2018

Aclarando las ideas: Comida con papá en el restaurante del mar

Duclack: - ¡¡¡Aaaaaaa!!! ¡Qué bien he dormido!
Duclack: - ¿Un momento? ¿Esto es el cuarto de Sebastián? ¿Qué hago aquí? ¡Oh, ahora recuerdo todo! Bebí demasiado ron anoche. ¿Hablaría más de la cuenta? ¡Ufff, me duele la cabeza!
Duclack: - ¿Quién me puso el pijama? ¿Sebastián?
Duclack: - Hola...
Sebastián: - Buenos días, capitana. ¿Ha descansado bien?
Duclack: - Sí... Tu colchón es bastante cómodo... Sebastián... ¿Anoche dije muchas tonterías?
Sebastián: - Usted nunca dice tonterías ni cuando el alcohol le tira de la lengua. Estaba hasta graciosa...
Duclack: - ¡Upps! Sebastián, te pido disculpas. Odio tratar de solucionar los problemas con el ron. Pero anoche fue demasiado: la caída de Prado, Teo, la cena...
Sebastián: - Sí, fue movida la cena, por lo que pude entender. No se preocupe, capitana. Conmigo no tiene que disculparse. Estoy aquí para servirla siempre.
Duclack: - Gracias...
Sebastián: - ¿Aún no ha probado el bollo?
Duclack: - No tengo fuerzas.
Sebastián: - ¿Quiere más café?
Duclack: - Sí, por favor y una pastilla para el dolor de cabeza.
Duclack: - (Hoy tengo que llamar a Teo. Pero no me apetece nada hablar con él. ¡Ainss! Estoy hecha un lío... Y este dolor. ¡Parece que me va a explotar la cabeza!)
Pradito: - ¡Buenos días!
Duclack: - Buenos días, ¿cómo va ese brazo?
Pradito: - Bien aunque no voy a poder lavarme...
Duclack: - Eso es lo que tú quisieras. Ya buscaremos la forma, para que no se te moje.
Duclack: - Sebastián, hoy no tienes que hacer comida para nosotras. Tienes el resto del día libre. Te lo mereces. Nosotras iremos a comer con mi padre al restaurante de Carmelo.
Pradito: - ¡¡¡BIENNN!!!
Duclack: - (Tal vez debería casarme. Puede que Teo sea mi última oportunidad. Todos al mi alrededor se casan y tienen hijos. Y yo sigo aquí... Pasando los años con complejo de Peter Pan... Pero hay algo en mi interior qué me dice que me frena...).
Pradito: - Está al lado del mar. ¿Por eso se llama Restaurante del mar? 
Duclack: - Eso es... 
Pradito: - Si Duclón es tu padre, ¿eso quiere decir que será mi abuelito?
Duclack: - No sé si le haga gracia eso de llamarlo abuelo. Pero sí...
Pradito: - ¡Qué bien! Nunca he tenido un abuelo. Y me gusta que sea pirata...
Duclack: - Hola Renzo. ¿Está mi padre?
Renzo: - Sí, ahí está... Y el mío también esperándote.
Duclack: - Bien. Mira, esta es Pradito. Pradito este es Renzo, el hijo de Carmelo. A Carmelo ya lo conoces del barco.
Renzo: - Hola
Pradito: - ¡Hola Renzo! Yo también soy pirata como tú.
Renzo: - ¡Ah... qué bien!
Duclack: - Vamos a la terraza, que ya he visto a papá y Renzo parece muy ocupado con el whatsappclick.
Duclack: - ¡Papá!
Duclón: - ¡Hija!
Duclón: - ¡Dame un beso! Ya era hora de que te dignaras a quedar con tu padre. Desde que vine de mis vacaciones, no has querido saber nada de mí.
Duclack: - He estado muy liada. Además si tú eres independiente para tomar decisiones transcendentales con Wenda sin contar conmigo, yo también lo soy.
Duclack: - Papá, esta es Pradito.
Duclón: - A ti también tenía ganas de conocerte... He oído mucho hablar de ti. Dame un abrazo...
Duclack: - ¡Carmelo!
Carmelo: - ¡Capitana! ¿Qué tal está? ¡Qué alegría verla por aquí! ¿Qué os pongo?
Duclón: - ¡Una buena mariscada!
Carmelo: - Pedir todo lo que queráis. Y la niña igual.
Carmelo: - Voy a darle vuelta al arroz que no se me queme.
Tina: - ¡Duclack!
Duclack: - ¡Tina! ¿Estás echándole una mano en el restaurante a Carmelo?
Tina: - Sí, no es tan buen jefe como tú pero no paga mal. (Risas)
Tina: - Dame otra click-cola y dos cervezas para la mesa del concejal...
Carmelo: - ¡Oído cocina!
Duclack: - ¿Qué vas a tomar Pradito?
Pradito: - ¡Tortilla con ketchup!
Duclack: - ¿Pero no te cansa siempre pedir lo mismo? ¿No quieres probar las rodajas de merluza?
Pradito: - Psss...
Duclón: - Una buena pirata, tiene que comer pescado. Además es necesario el fósforo para ser más lista que el enemigo.
Pradito: - Bueno, pues una tortilla y un poquito de merluza.
Duclack: - Eso está mejor.
Duclack: - ¡Qué bien se está aquí! Corre una brisa que da gusto... Fue una gran idea la de Carmelo de poner este negocio.
Duclón: - Y se ve que no le va mal. Siempre tiene gente y eso que hoy es un día de diario.
Pradito: - ¿Puedo ir a jugar a la arena hasta que traigan la comida?
Duclack: - Bueno, pero no te alejes mucho.
Pradito: - ¡Biennnnn!
Duclón: - ¡Qué energía tiene!
Duclack: - Demasiada...
Duclón: - Me recuerda a cierta niña pirata que no paraba quieta y anda que no me hacía correr detrás de ella...
Pradito: - Hola. ¿A qué juegas? ¿Te peleas con la pared?
Niño: - No, estoy entrenando.
Pradito: - ¿Jugamos juntos?
Niño: - Tú no tienes espada.
Pradito: - He visto unas cajas ahí detrás. Puedo hacerme una.
Niño: - Bueno...
Pradito: - ¡En guardia Mr. Wilson!
Niño: - ¿Por qué me llamas así?
Pradito: - Porque eres el capitán de los soldados ingleses. Yo soy la capitana de los piratas.
Pradito: - Oye, aquí dentro hay un escondite.
Niño: - No habrá más que porquería... ¿Hay algo interesante?
Pradito: - ¡Seguro que hay un tesoro escondido!
Pradito: - Espera, voy a tratar de alcanzar una cosa que brilla...
Niño: - ¡Serán monedas!
Pradito: - Falsa alarma... Era un envoltorio de papel de aluminio.
Duclón: - ¿Y entonces te apañas bien con el trabajo y la niña?
Duclack: - Sí, Sebastián me ayuda mucho con ella. Se encarga de todas las tareas de la casa y ella lo adora. Pero papá, estoy llena de dudas y de miedos... ¿Cómo lo hiciste tú para criarnos a Diamante y a mí solo?
Duclón: - El amor por los que quieres es capaz de solventar todos los obstáculos. ¿Y Teo qué dice de todo esto?
Duclack: - Teo... Esa es otra. Aún no sabe nada sobre mi decisión de adoptarla. Quería decírselo pero a veces es imposible hablar con él. Además...
Duclón: - ¿Además qué?
Duclack: - ¡Ay papá! Además... anoche me sorprendió pidiéndome matrimonio. Me llevó a un restaurante francés. Me cantaron unos mariachis y me lo pidió delante de todo el restaurante. ¡Pasé una vergüenza!
Duclón: - ¿Le dijste que sí?
Duclack: - ¡No!
Duclón: - ¿Le dijiste entonces que no?
Duclack: - En realidad, no le he respondido aún. Llamó Sebastián para decirme que estaba en urgencias con Pradito por lo del brazo y ya me puse nerviosa y me fui del restaurante. Él me acompañó pero ya no hablamos más de eso. Yo no tenía cabeza para ello.
Duclón: - Se va a enfriar la comida, será mejor que llamemos a Pradito.
Duclack: - ¿Dónde se ha metido?
Pradito: - Vamos a asaltar una fortaleza. ¡Sígueme!
Niño: - Pero no era tu enemigo inglés.
Pradito: - Sí, pero naufragó tu barco y te curé yo y ahora somos amigos. Has renegado de tu rey y has jurado fidelidad a la piratería...
Carmelo: - ¡Renzo, ve a buscar a la niña de Duclack!
Renzo: - ¿Ahora también tengo que hacer de niñero?
Carmelo: - No protestes, que aún no he olvidado lo de tu escapada. Y sabes que sigues castigado por muuuuucho tiempo.
Renzo: - Pfffffff...
Renzo: - Aquí está...
Duclack: - ¡Pero cómo vienes de sucia! ¡Te has revolcado por la arena!
Pradito: - Un poquito...
Duclón: - No le riñas... No es nada que no se quite con agua...
Duclack: - Pues verás tú la gracia que le van a hacer a Sebastián esas manchas en la ropa.
Duclón: - Pradito, ¿te gusta vivir en esta ciudad?
Pradito: - ¡Mucho! Y la casa de Duclack es supergrande... Además Sebastián es muy bueno conmigo y juega conmigo y me cuenta cuentos.
Tina: - La merluza... ¡Qué aproveche, bonita!
Pradito: - ¿Por qué esa clack no tiene pelo? ¿Se meterán con ella cómo conmigo por tener el pelo corto?
Duclón: - Es pirata. Los piratas podemos ir cómo queramos. Y no nos importa la opinión de los demás. Tenemos mucha más personalidad que ellos.
Pradito: - ¡Seeeh!
Carmelo: - Toma, guapa, otra click-cola.
Pradito: - ¿Sabes? Yo también soy pirata.
Tina: - ¿Ah, sí? Pues un día podemos ir juntas de aventura en el barco.
Pradito: - ¡Seeh! ¡Las chicas piratas molamos!
Carmelo: - Ese era el concejal que estaba con la alcaldesa.
Duclón: - ¿Qué pasó? Ya no se oye hablar de ellos.
Carmelo: - Eso hizo aguas, se ve, como muchos de los proyectos urbanísticos... Ahora ella está muy cerrada en dar otro salto en su carrera política.
Duclack: - ¡Hasta otra, Carmelo!
Carmelo: - ¡Ya sabéis que esta es vuestra casa! Tenéis las puertas siempre abiertas.
Duclón: - ¡Adiós!
Duclón: - ¿Entonces qué has decidido hacer respecto a Teo? ¿Lo quieres?
Duclack: - Sí... Pero papá, no me termino de ver a su lado toda la vida... Es dar un paso tan importante. ¿Por qué ha tenido que pedírmelo? .
Duclón: - Yo lo que veo es que ese click es muy poco pollo para tanta gallina como tú... Duclack, no te precipites por miedo a la soledad o por seguir el camino que la sociedad trata de imponernos. Si no estás segura, date un tiempo. Aclara tus ideas y sobre todo, escucha tu corazón. Sólo entonces podrás tomar una decisión acertada
Duclack: - ¡Papá! Siempre me das los mejores consejos. No sé qué haría sin ti. Siento ser una cabezota a veces y haber estado enfurruñada por lo de tu boda, por eso no he querido quedar antes contigo. Te quiero mucho y eres libre también de tomar tus propias decisiones. Además sé que Wenda es una buena clack y me alegra que hayas encontrado la felicidad a su lado.
Duclón: - Siempre serás mi niña.
FIN



1 comentario:

  1. ¡Ohhhh! Qué bonita la entrada. Has hilado muy bien con la historia del crucero, me encanta. Me hace mucha gracia Pradito, tan niña, con esas ganas de jugar, sin importarle si se mancha. Me acuerdo que Raúl y yo jugábamos todos los mediodías en un descampado, en al tierra. Con nuestros clicks nos poníamos perdidos, muy manchados. A la hora de volver a clase por las tardes, corríamos a casa, cogíamos las maletas e íbamos a clase tal cual. Algunas veces me decían que estaba sucio, que dónde me había metido jajaja. Todo eso me daba igual, solamente me importaba pasarlo bien. Pradito es igual y me trae muy buenos recuerdos. Tiene facilidad para hacer amigos, eso es genial. Tina encaja perfectamente en el restaurante, yo la tengo preparada para incluirla en la historia, pero la cosa se alargó y al final no sé si terminaré la historia con el restaurante. Los consejos de Duclón son sabios. Conoce bien a su hija y hace bien en aconsejarle que no se precipite ni tome decisiones por sentise sola o por seguir las aburridas y típicas pautas que marcha la sociedad. Duclack es un alma libre, que como todo ser vivo ansía encontrar el amor, pero no un medio amor o un amor que le corte las alas, y Teo es uno de esos. Unas fotos muy bonitas y me encanta que por fin tengas el restaurante, le vamos a dar mucho uso. Gracias por seguir compartiendo con nosotros estas historias, no sabes lo feliz que soy leyendo y compartiendo contigo este mini mundo que nos hemos creado.

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