sábado, 21 de noviembre de 2020

Ariadna: ¡Socorro, una adolescente en la familia!

 Aquella tarde Sebastián trabajaba en enmarcar algunas fotografías de Duclack para colgar cuando llamaron a la puerta.

Sebastián: ¿Quién será?
Se sorprendió bastante cuando vio aparecer a su madre junto una preciosa joven, cuya cara le resultaba familiar aunque no terminaba de ubicar. Su madre hizo la pertinentes presentaciones. Se trataba e Ariadna, su prima segunda. Ariadna era la hija de una prima de su madre. La última vez que se habían visto había sido en su primera comunión. Él era un adolescente y ella una niña. 
Ariadna era una joven muy impulsiva. Sin pensarlo, se abalanzó de un salto sobre él. 
Ariadna: - ¡Primo!
Sebastián: - ¡Ouch!
Ariadna: - ¿Recuerdas cuando jugábamos a la brisca con el abuelo en el patio? Y cuando me defendías de los niños que se metían conmigo, porque estaba gordita...
Sebastián: - Yo... no te hubiera reconocido... Has cambiado mucho... ¿Cómo está el tío Pepe? ¿Y la tía Romana?
Doña Paca: - Están todos bien. A tus tíos les tocó un viaje al Caribe en una rifa de la tienda de Juanito, el jamonero y supieron aprovechar la oportunidad para extender el negocio familiar de quesos hasta allí. Ahora exportan quesos al Caribe... Pero ya te contará más despacio ella...
Sebastián: - Claro, pasad... ¿Queréis tomar algo? ¿Tenéis prisa?
Doña Paca: - Sebastián, Ariadna no está aquí de paso. Se va a quedar con vosotros. Sus padres me la han confiado para traerla a la ciudad. 
Sebatián: - ¡¿Qué?!
Ariadna: - ¡Huy, un leopardo! Me encantan los gatitos. ¡Qué cariñoso es!
Sebastián: - Sí, jejeje... 
Doña Paca: - Paso un momento nada más y te explico. Tu hermano vendrá a recogerme enseguida.
Doña Paca: - La pobre ha tenido algunos problemillas en el pueblo. Es una larga historia... Su padres quieren sacarla de allí y las malas influencias. La han apuntado al instituto de aquí pero es demasiado joven para vivir sola y en la residencia de las monjas sólo duró un día... No se adaptaba a sus estrictas normas. Ya sabes cómo son... Tus tíos me pidieron el favor y no pude negarme. Somos familia... Además mi prima ha sido siempre casi como una hermana para mí.
Sebastián: - Pero a mí no me han dicho nada... Aquí no puede quedarse a vivir. No sé ni siquiera lo que pensará Duclack...
Doña Paca: - ¿Es que eres un calzonazos? Esta casa también es tuya... Algún derecho tendrás por haber preñado a esa clack y casi tenerte como esclavo... Tus tíos saben que tú estás aquí bien colocado y tienes una casa grande, donde habrá lugar de sobra para ella. 
Ariadna: - Esta es esa clack... Mmm... (Pues no es tan guapa).
Doña Paca: - Sebastián, cariño, esta niña es un cielo sólo necesita salir del mal ambiente para entrar en el buen camino. La familia se ayuda. La sangre es la sangre.
Sebastián: - Está bien... que se quede de momento... (A ver que le digo a Duclack).
Ariadna: - ¡Yuju! Ya verás como casi no notas que estoy aquí, primo. Soy bastante independiente. Además contribuiré en los gastos. He encontrado trabajo en una pizzería.
Doña Paca: - De eso nada. Aquí tienen dinero de sobra para darte de comer y un techo. Ese dinero es para tus gastos. Entre familia no hay dinero de por medio. Bastante es con los quesos que tu padre nos ha dado. Por cierto, luego los descarga tu hermano junto a la maleta de ella.
Sebastián: - ¿Y no podría quedarse con mi hermano?
Doña Paca: - ¡Un solterón como tu hermano con una mocita! ¡Qué dirían en el pueblo! Además tu hermano vive con el chico ese... No es necesario que se extiendan más rumores de los que ya hay por el pueblo... Que una cosa es que yo lo haya aceptado y otra que todo el pueblo tenga que conocer nuestras intimidades... Bastante hablan ya de ti también por la que montasteis con la boda, que aún no se me olvida... Anular todo a vísperas del enlace y con todas las invitaciones ya repartidas...
Sebastián: - ¡Mamá!.... No era el momento, ya lo hemos hablado mil veces...
Doña Paca: - ¡Ya!
Doña Paca: - ¡Ah, ya estáis aquí!
Duclack: - No sabía que estaba en la ciudad. Habíamos salido a pasear. El doctor me dijo que es bueno que ande.. 
Doña Paca: - Sí... ¡Cómo ha crecido esa barriga! Espero que mi nieto nazca pronto bien sano y fuerte. Bueno, pues yo ya me voy... Santi está tocando el claxon del coche. 
Ariadna: - Así que tú eres la pirata...
Duclack: - Sí... ¿Y tú eres?
Sebastián: - Es mi prima Ariadna... Va a quedarse hoy con nosotros... 
Duclack: - ¡Oh! De acuerdo... Si lo hubiera sabido, se lo habría dicho a Rita y habríamos preparado alguna cama con sábanas limpias antes de irse.
Pradito: - ¡Puede quedarse en mi cuarto!
Ariadna: - ¡Vale!
Duclack: - Está bien...
Pradito: - ¡Abuela!
Doña Paca: - ¡Mi niña! A ver cuando vienes al pueblo. Estás más flacucha... Tu madre se come todo y no te está alimentando, ¿verdad?
Ariadna: - ¿Podría cambiarme en algún lugar y tomar después una ducha, antes de trabajar? Entro a las nueve en la pizzería.
Duclack: - Claro... Puedes dejar tus cosas en el cuarto de Pradito. Hoy dormirás ahí. Pradito, indícale dónde está tu cuarto y el baño. Yo traeré toallas limpias.
Pradito: - Sí, mamí...
Ariadna:  ¡Vaya, menuda habitación! Tenéis una buena casa. No me extraña que mi primo se interesara en tu madre... 
Pradito: - Si quieres, puedo enseñarte todo... 
Ariadna: - Vale, me cambio en un momento y me enseñas.
Ariadna: - ¡Otro baño! Esta casa es inmensa...
Ariadna: - Pues está bastante bien...
Ariadna: - ¿Y qué hay a este otro lado?
Pradito: - Mamá tiene ahí muchos tesoros. Está cerrado con llave... Pero yo sé dónde la esconde Rita...
Ariadna: - ¿Podríamos ver esos tesoros?
Pradito: - Hmm... ¡Vale! Aunque son más chulas las cosas que hay en la buhardilla...
Pradito: - Te lo enseñaré pero no lo digas a nadie que hemos entrado...
Ariadna: - Tranquila, seré una tumba. Sólo fisgonearemos un poco.
Ariadna: - ¡Pero si sólo hay trastos viejos!
Ariadna: - ¡Menuda decepción! 
Pradito: - ¡Mamá dice que son nuestros tesoros! También están las cosas del bebé... 
Pradito: - La volveré a dejar en su sitio, así Rita no se enterará. ¡Vamos arriba! Nos falta lo mejor.
Ariadna: - ¡Wow! Aquí tienen hasta una barra de bar y dispensador de cerveza.
Pradito: - Sí, y allí hay otro cuarto de baño y un dormitorio pequeño. 
Ariadna: - ¿Estos barriles tienen vino del bueno?
Pradito: - ¡Del mejor! Mi madre tiene buen gusto para eso.
Ariadna: - ¿Qué le pongo, señorita?
Pradito: - Jajajaja
Pradito: - Esto es de mi abuela Atalana... Quería enseñar a tejer a mi madre por el antiguo método indio pero se le da mejor a Sebastián.
Ariadna: - Se ve buen tejido... ¿Esto ha sido tejido por él? Mmm...
Pradito:  Aquí duerme Rita cuando se queda. 
Pradito: - Últimamente prefiere quedarse en casa de su tía. Está bastante enferma y tiene que hacerle la cena y darle las medicinas antes de acostarla.
Ariadna: - Este baño es mucho más pequeño.
Duclack: - ¡Uhhs! ¡Te vas a resfriar como andes así por la casa! Venía a decirte que cenarás con Pradito en la cocina. Sebastián y yo nos vamos, vamos a salir a cenar fuera.
Ariadna: - Vale, enseguida me ducho...
Duclack: - Bien, date prisa... Sebastián tiene que asearse también.
Sebastián: - Duclack, ¿dónde está mi camisa lila? ¡Uhhs! 
Ariadna: - No pasa nada, primo. Nos hemos bañado medio desnudos en el río cuando éramos pequeños.
Duclack: - ¡Pero tápate!
Sebastián: - Yo... 
Ariadna: - Me encanta esta casa... Me va encantar vivir aquí.
Pradito: - ¿Vivir? ¿Es que te quedas para siempre?
Ariadna: - ¡Sí! Voy a estudiar aquí. 
Pradito: - ¿Irás a mi cole?
Ariadna: - Sí, estudiaré secundaria donde estudias tú. Brrrr... ¡Me rugen las tripas!
Pradito: - Creo que enseguida cenaremos. Voy a ver si ya está.
Sebastián: - ¡Chicas, la cena ya está lista! 
Sebastián: - ¡Ay, ay, ay! ¡Perdón!
Ariadna: - Ya te he dicho antes que no pasa nada... Somos primos, ¿no?
Sebastián: - Pero no está bien... Tú... ¡Ay! ¡Mejor me voy!
Ariadna: - ¡No! ¡Sebastián, espera!
Sebastián: - ¡Ay, ay, ay!
Duclack: - ¡Pero qué...! ¡Podrías cerrar la puerta! 
Ariadna:  - ¡Pero si son de cristal! Jajajaja
Duclack: - Grrrrrrrr
Ariadna: - Mmm, está deliciosa la cena. ¿Siempre cocina Sebastián?
Pradito: - Sí, a mi madre no le gusta mucho la cocina. 
Ariadna: - Él hace todo perfecto. (No lo merece)...
Pradito: - ¿Entonces te quedas a vivir con nosotros?
Ariadna: - Ajá... Siempre quise vivir en la ciudad. Todo es tan distinto al pueblo... Me encanta todas las opciones que hay para hacer aquí: multitud de tiendas, parques, centro comercial, cine, discotecas... Y hay tantos chicos guapos aunque yo sólo tendré siempre ojos para uno... 
Pradito: - Si vives aquí, será como si fuéramos hermanas... Siempre quise tener una hermana mayor. ¡Es genial! 
Ariadna: - ¡Sí! ¡Yo haré de tu hermana mayor, Pradito! Pero cuéntame más cosas de tu madre y Sebastián... ¿Cómo se conocieron? ¿Discuten mucho?... 
Duclack: - ¡Qué! ¡Ya sé que es tu prima pero quedarse aquí!. Además esa chica... ¡Me parece un poco descarada! ¿Has visto cómo se pasea por toda la casa?
Sebastián: - No podemos dejar de lado a la familia... Tampoco es para siempre. Está sola en la ciudad y es una niña. Será como una hija más. 
Duclack: - Yo no tengo edad para una hija adolescente. Siento vértigo ante tantos cambios en mi vida. Hace no tanto estaba sola. Mi única familia era mi padre, Diamante, la tripulación y mis amigos. Y ahora... Primero llegó Pradito, después tú, toda tu familia y este bebé que esperamos. ¿Y me pides que adopte a una adolescente?
Sebastián: - Duclack, no podemos tener tan poco corazón y dejarla en la calle.
Duclack: - Está biennn... No puedo decir que no cuando me miras así... Puede quedarse pero temporalmente, ¿vale?
Sebastián: - Claro, sólo hasta que encontremos un lugar mejor para ella...
Duclack: - Buenas noches. 
Sebastián: - ¿Hoy no hay mimitos? 
Duclack: - No estoy de humor.
Sebastián: - Ainsss...
CONTINUARÁ

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