lunes, 23 de agosto de 2021

Mar

 Aquella noche Duclack se había puesto al timón del barco. Algunos de sus clicks, que no dejaban de cuidarla preocupados por su avanzado estado de gestación, trataron de persuadirla ante la tormenta que se avecinaba, pero la capitana era muy testaruda. Le relajaba llevar el mando del barco. 

Duque: - El viento no es favorable. Si seguimos así, llegaremos a las islas mañana. Cerraremos esos negocios con el pirata Barbarún y no podremos volver a casa antes de tres días. Aún no entiendo por qué te has empeñado en venir. Podríamos habernos encargado nosotros de todo esto.
Duclack: - Necesitaba el olor a mar y sentir las olas meciendo el barco. Últimamente me había alejado de todo lo que amo y no quiero que mi vida cambie, porque ahora tenga una familia.
Carmelo: - ¿Y Sebastián cómo lo ha tomado?
Duclack: - Tengo la suerte de tener a mi lado a un click maravilloso. No le hacia gracia que zarpara estando casi fuera de cuentas pero le expliqué mis razones y acabó comprendiéndolo. Se quedó con Pradito preparando todo para cuando llegue el momento.
Othello: - Tienes suerte. Mi Fatu, cada vez lleva peor que me tenga que marchar y pase varios días en el mar. Se pilla unos enfados... aunque al final acaba aceptándolo. Es nuestra vida y si nos aman, tienen que hacerlo...
Duclack: - Como pesa esta barriga...
Duque: - Descansa un rato, capitana. El cocinero ha preparado sopa de pescado. Te sentará bien. Yo me encargaré del timón.
Othello: - Menudas patadas da... 
Duclack: - Está feliz, como su madre.
Carmelo: - Será pirata, sin duda...
Duclack: - Me pregunto que hará Pradito en estos momentos...
Othello: - Esa niña te ha cambiado. 
Duclack: - Puso toda mi vida patas arriba. Y ahora mírame... me he convertido en todo aquello que nunca pensé que sería. 
Carmelo: - ¡Bendita niña!
Othello: - Todos necesitamos un hogar caliente al que regresar y el amor de una familia. 
Duclack: - Yo siempre pensé que no... Tenía a mi padre y a Diamante pero nunca pensé en tener mi propia familia, más allá de vosotros. Siempre fui un espíritu independiente y libre. A veces tengo miedo de haberme atado demasiado a ellos... 
Carmelo: - No temas. Echar raíces, no es malo... El viento siempre estará ahí para hacer volar las hojas del árbol más robusto y arraigado.
Después de la cena, Duclack dio algunas instrucciones a los marineros. El viento soplaba con fuerza. El mar estaba picado. La noche sería complicada. 
Griso: - Siento no haber estado a la altura, Duclack. Adoro a esa niña. Como no hacerlo, es mi sobrina. Pero debes entender que una niña no tenía cabida en mi vida de pirata. Yo la hubiera dejado con las monjas un tiempo.  Ellas habrían enderezado ese carácter endemoniado. Sin duda, lo último que esperaba es que tú te hicieras cargo de ella. Tal vez si hubiéramos hablado... juntos habríamos visto qué hacer... Parece que Pradito ha despertado ese instinto maternal que tenéis las clacks y ahora incluso te has dejado preñar por ese criado tuyo. Los marineros no dejan de hablar de ello de puerto en puerto.
Duclack: - Para empezar, Pradito no necesita que nadie la enderece. Es una niña buena y noble. Y seguidamente, me importa poco las habladurías malintencionadas de los marineros en los puertos. Sebastián no es mi criado. Es el click de mi vida y esta barriga no me hace menos pirata que tú.
Griso: - No tomes a mal mis palabras. La niña está feliz contigo y para mí eso es lo más importante. Sólo me pregunto algo, ¿tú lo estás? 
Duclack: - Lo estoy.
Griso: - Entiendo... Solo espero que cuando pasen los años y eches la vista atrás, no te arrepientas de haber truncado tu vida y que tus sueños hayan desaparecido como las olas en el mar. Tal vez con alguien a tu lado que viera la vida como tú... Otro pirata... La cosa hubiera sido distinta...
Duclack: - No me apetece seguir con esta conversación... Se avecina tormenta y tenemos mucho que hacer en el barco.
Duclack: - Tomasillo, recoged velas y amárradlas fuerte.
Tomás: - ¡Sí, capitana!
Viejo Smith: - ¡AHHHHHHH! ¡Maldito cetáceo! ¡Casi se lleva mi otra mano! ¡Me has pillado desprevenido! ¡Pero ahora verás!
Duclack: - ¡Hhhh!
Viejo Smith: - ¿Qué sucede?
Tomás: - ¿Se encuentra bien?
Duclack: - Sí, no es nada... No tenemos mucho tiempo. La tormenta se acerca. Guardad todas las provisiones en la bodega.
Carmelo: - ¡Ya habéis oído a la capitana! ¡Daos prisa!
Duclack:- Duque, creo que ya viene...
Duque: - Sí, ya está cerca la tormenta. El mar está embravecido y las bestias marinas nerviosas.
Duclack: - No, es el bebé. Llevo un buen rato sintiendo contracciones.
Duque: - ¡¿Qué?! 
Duclack: - No hay tierra cerca. Tardaríamos horas en llegar al puerto más cercano y la tormenta impide cualquier tipo de salvamento ahora mismo. ¡Hhhhh!
Duque: - Tranquila, capitana, no estás sola. Nacerá aquí. Todos la ayudaremos. Este barco y el mar será lo primero que vean sus ojos.
Duque: - ¡Rápido! Necesitamos paños, agua caliente y una botella del mejor ron... Llevad todo al camarote de la capitana.
Othello: - ¿Qué está pasando?
Duque:- Vosotros dos venid conmigo. La capitana nos necesita.
Carmelo: - ¡Vamos!
Duclack: - ¿Estás seguro de lo que haces, Duque?
Duclack: - ¡AHHH! Las contracciones son cada vez más seguidas y más fuertes... Nunca pensé que esto fuera a doler tanto.
Duque: - Tranquila... Recuerda que estudié seis años de medicina. Sabía que algún día me serían útiles todos aquellos años de obligado estudio y esmerada educación de mi familia. 
Duque: - Esto está muy bien. Ya puedo ver la cabecita...
Carmelo: - Traigo más paños...
Othello: - Capitana, no tenga miedo. En la aldea de Fatumata las clacks dan a luz solas. Las clacks lo han hecho durante generaciones en sus casas, con ayuda de tan solo una comadrona o sus madres... Este barco es tu hogar y nosotros somos tu familia. Todo saldrá bien.
Duclack:- Gracias, chicos. Realmente siempre os he sentido como mis hermanos a los tres.
Iseo: - ¡Necesitan más agua! ¡Preparad más cubos!
Carmelo: - ¡Ya está aquí! 
Duque: - ¡Empuja un poco más!
Othello: - ¡Puedes apretar mi mano, capitana!
Othello: - ¡Con cuidado! 
Carmelo: - ¡Un último empujón!
Duque: - ¡Ya la agarro!
Duclack: - ¡AHHHHH!
Buahhhhhhhh, buahhhhhh...
Carmelo: - ¡Es preciosa, capitana! Creo que voy a llorar...
Othello: - Habrá que cortar el cordón umbilical...
Duque: - Toma, Carmelo. Córtalo con esto.
Carmelo: - ¡Es una niña!
Un estallido de alegría y vítores se escuchó entre todos los marineros. 
Othello: - A esta niña no le van a faltar brazos para acunarla.
Tomás: - ¿Y ella cómo está?
Duque: - La capitana está bien. Agotada y descansando pero feliz...
Griso: - Bueno, pues parece que todo ha salido bien... ¿Perteneces a la tripulación de Duclack desde hace mucho? Es extraño que no recuerde un rostro tan angelical como el tuyo...
Duclack: - Gracias, Duque... Sin ti no habría podido...
Duque: - No tienes que darme las gracias. Esa niña será también como mía. ¿Has pensado, por cierto, cómo la vas a llamar?
Duclack: - Sí, nació en el mar y siempre pertenecerá a él. Su nombre será Mar.
Duque: - Un nombre precioso y muy simbólico. 
Unas horas más tarde un helicóptero de rescate se acercaba al galeón.
La maniobra no era fácil pero el experto piloto consiguió que una enfermera pudiera bajar hasta la popa con el equipo para atender a la paciente. 
Duque: - ¿Estás bien?
Duclack: - Sí... No nos dejes solas.
Duque: - Nunca lo haré, capitana. Subiré con vosotras a ese helicóptero.
Griso: - Iseo... Bonito nombre. Una pirata llena de cualidades...
Enfermera: - Estad preparados. Ataremos la camilla fuerte y la subirá.
Othello y Carmelo: - ¡¡¡Adiós!!! ¡Nos vemos en tierra!
Todo el barco despedía con gritos el helicóptero que se llevaba a la capitana. Sólo dos clicks permanecían un poco ajenos de todo...
Su imagen fue lo último que vio Duque desde la ventana del helicóptero.
Duque sintió un pinchazo en el corazón. ¿Sería aquello el final de su aventura amorosa con Iseo? Sentía más la herida de su orgullo tocado frente a ese pirata, que una aflicción real ante la posibilidad de perder a la clack con la que llevaba meses saliendo. Pensó en Lilu. ¡Cuán distinto había sido ese dolor!
Una ambulancia paró frente a la puerta de urgencias. Los camilleros se apresuraron por bajar a la clack que viajaba en ella. Diamante corrió hasta ella. Los niños también se acercaron. 
Diamante: - ¿Estáis bien? 
Sus: - ¡Sí! Los dos estamos bien.
Sus:- ¡Doctor!
Doctor Moreno: - Es mi paciente. Ya me han contado que has dado a luz en el bosque. Os haremos una revisión a los dos antes de pasar a planta.
Sus: - ¡Gracias, doctor!
Diamante: - ¿Dónde llevan al bebé? 
Enfermera: - ¿Es usted el padre?
Diamante: - Sí, soy yo.
Enfermera: - Es mejor que vaya en la incubadora. Tiene hipotermia. Pero tranquilo... Enseguida los verá a los dos un doctor. Cuidaremos de los dos.
Doctor Moreno: - Sí, al niño es mejor meterlo ahí.
Diamante: - ¿Podemos ir con ellos?
Doctor Moreno: - Primero tendrá que rellenar algunos papeles del ingreso...
Dante: - ¡Cómo mola la ambulancia por dentro!
Técnico: - Tranquilo, después rellenará lo del ingreso. Ahora sígannos...
El helicóptero aterrizó en el helipuerto del hospital...
Piloto: - Aterrizaje correcto...
Duque: - Ya hemos llegado...
Duclack: - ¿Has avisado a Sebastián?
Duque: - Sí, estará esperándonos...
La enfermera miró a través de la ventana. El hospital le parecía enorme e impresionante desde allí. Se sentía bien de poder dar un final feliz a esa madre y a la niña, llena de vida, que se aferraba a ella.
Mar pareció querer asomarse también a la ventana y curiosear con sus grandes ojos.
Duque: - Va a ser muy buena. Ha hecho un viaje estupendo.
Unas enfermeras se hicieron cargo de Mar. 
Duclack: - La niña...
Técnica: - No se preocupe. Enseguida la bajaremos y podrá reunirse de nuevo con ella.
Duque sonrió a Duclack  tratando de calmarla con un gesto cómplice, mientras la esperaba a las puertas del helicóptero.
Duclack: - Duque, ve con la niña, por favor.
Una pareja de enfermeros se llevaron a Mar en la incubadora.
Duque: - ¿A qué planta van a llevarla? 
Técnico: - A la tercera. Las verá un médico antes de ir a planta. Pueden esperar en la sala de espera de la tercera.
En esos momentos Sebastián llegó al hospital.
Sebastián: - ¡Mi mujer y mi hija han sido traídas a este hospital! ¡Vinieron en helicóptero! ¿Dónde se encuentran?
Celador: - ¡Cálmese! Si no se tranquiliza y me da más datos despacio, no podré ayudarle. Los ingresos por helicóptero normalmente entran por la planta segunda...
Sebastián: - ¡Con eso me vale! ¡Planta segunda!
Celador: - ¡Pero espere!
Sebastián: - ¡Gracias!
Sebastián: - ¿Será ella?
Sebastián: - ¡Duque! ¿Dónde están?
Duque: - Ahí va tu pequeña Mar. A Duclack la van a subir. Tiene que verlas un doctor. Pero no te preocupes por nada. Las dos están bien.
Sebastián divisó a Duclack a lo lejos la camilla y fue hacia ella corriendo.
Sebastián: - ¡Duclack!
Sebastián: - ¡Soy el padre de la niña!
Duclack: - ¡Sebastián!
Carmelo llegó a casa esa misma mañana después de un largo viaje. Se encargó de llamar a todos y darles la noticia del nacimiento de Mar.
Carmelo: - Pues ya está. Esta tarde iré al hospital.
Diamante consiguió convencer a las enfermeras, para que les dieran una habitación a Duclack y Sus juntas.
Sus: - Me alegra que nos hayan puesto juntas.
Duclack: - ¡Sí, a mí también!
Duclack: - ¡Menuda aventura hemos vivido las dos! Una dando a luz en medio del mar y otra en medio del bosque.
Sus: - ¡Fue terrible! ¡Tenía tanto miedo! Pero al ver la carita de mi bebé sentí que todo había merecido la pena.
Sebastián: - ¿Se puede?
Diamante: - ¡Hola! ¡Flores para las clacks más hermosas de este hospital!
Duclack: - ¡Son preciosas! ¡Rosas rojas y blancas! ¡Mis favoritas!
Sus: - ¡Gracias, mi amor! ¡Qué bonitas!
Diamante:  -¿Has visto? Son tus colores también, flores azules y blancas. Y unas galletitas para endulzarte. 
Duclack: - Nuestros clicks nos están mimando demasiado.
Sus:  - A esto se acostumbra una rápido.
Sebastián: - Estás guapísima... Gracias por haberme hecho el click más feliz.
Sus: - ¿Y los niños?
Suselle, Dante y Pradito: - ¡¡¡Sorpresa!!!
Duclack: - ¡Qué alegría veros!
Pradito: - ¿Te duele, mamá?
Dante:  - ¿Para qué son esos botones?
Suselle: - Son de la cama.
Duclack: - No, casi ya no me duele. ¿La has visto?
Pradito: - La he podido ver por un cristal. Estaba en su cunita, junto a muchos otros bebés. ¡Es tan pequeñita! ¡Parece una muñeca! ¿Mamá, cuándo podremos llevárnosla a casa? Yo la cuidaré.
Duclack: - Muy pronto, nos iremos los cuatro.
Pradito:  - ¿Puedo sentarme contigo?
Duclack: - Claro, mi vida. Siéntate a mi lado. Haz caso a Rita en todo hasta que nosotros vayamos.
Dante:  - ¿Quieres que te suba la cama?
Sus: - ¡Uhh!
Suselle: - Si aprietas ahí, le vas a subir los pies. Mejor estate quieto y déjame a mí.
Diamante: - ¡Ahí está Mar! ¡Esa carita! ¡Es igual que Duclack! 
Enfermera: - Señor Diamante, aquí tiene a su pequeño.
Diamante: - Mi niño... Bosco...
Diamante: - Tiene todos los deditos...
Enfermera: - Es un bebé sano y fuerte como su padre.
Diamante: - ¡Ey, pequeñín! A ti y a mí nos espera una vida de aventuras juntos.
Bosco sonrió como si entendiera las palabras de su padre y le gustara la idea.
Sebastián: - Mi hija...
Mar tenía la piel muy blanca y sonrosada, contrastando con el color azabache de su pelo. A Sebastián le pareció la bebé más bonita del universo.
Enfermera: - ¿Quieren cogerlos? Si se ponen el equipo de protección pueden hacerlo.
Sebastián se puso el equipo y sostuvo entre sus brazos a su hija por primera vez. Una sensación nueva y muy especial lo invadió.
Sebastián: - ¡Eh, preciosa! ¿Sabes quién soy? Soy tu papá...
Sebastián: - Sí... Voy a estar a tu lado siempre. Y no permitiré que nadie de este mundo te haga daño.
Diamante sostuvo también en sus brazos a su pequeño. Pese a no ser primerizo, se puso nervioso ante la fragilidad del pequeño.
Enfermera: - Agárrelo bien, no se va a romper.
Diamante: - Lo sé... Hehehe. Yo no soy primerizo.
Sebastián: - No me canso de mirarte...
La enfermera entró en la habitación y echó a todo el mundo con malos modos. 
Enfermera: - Vuestras madres necesitan descansar. 
Enfermera: - ¡Y tú qué haces encima de la cama!  ¿Y vuestros padres?
Enfermera: - ¡Ah, aquí están! ¡Vamos, todo el mundo fuera! ¡Llévense a los pequeños!
Enfermera: - Las mamás tienen que alimentar a su pequeños y no puede haber tanta gente en la habitación.
Enfermera: - Hora de comer... Póngasela en el pecho y le bajará la leche... 
Duclack: - Ya lo he intentado antes pero no me baja, se queda con hambre y llora....
Enfermera: - ¡Tonterías! ¡No lo está haciendo bien! Le traeré algo para que lo intente de nuevo y se la saque. La leche materna es lo mejor.
Duclack: - ¡Upps!
Enfermera: - Es muy fácil, pídame los botecitos que necesite. ¡Cuántos más llene, mejor para darle después el biberón!
Sus: - No te agobies... Se ponen muy pesadas. 
Duclack: - ¿Pero esto? ¿Y has visto con qué genio me ha tratado? Esta tía es increíble. Le digo que no me baja y me trae un ordeñador y un montón de botes para llenar. ¿Me ha tomado por una vaca?
Sus: - Jajajaja. No le hagas caso. Yo tampoco tenía suficiente para los gemelos y no soy mala madre por utilizar el biberón. La leche de las farmacias es muy buena también si no puedes darle la tuya. No te sientas mal por ello. Cuando estés más relajada con ella, tal vez te baje más.
Duclack:  - Mi niña... Te enseñaré tantas cosas de este mundo.
Sus: - Bosco tiene la carita de su padre.
Duclack: - Me parece mentira que esta preciosidad haya salido de mí. Creo que sus ojitos se parecen a Sebastián.
Duclack: - Duque, Othello y Carmelo se portaron genial conmigo. La verdad es que fue una temeridad hacer ese viaje. Fui un poco cabezota al empeñarme en ir. No me hubiera perdonado que le hubiera pasado algo a Mar...
Sus: - Yo lo pasé fatal en medio del bosque y sola con Sabrina. No me quedó más remedio que confiar en ella. Pero al final se portó muy bien conmigo. ¿Sabes? Creo que esa clack merece una oportunidad. Tal vez haya cambiado.
Duclack: - Yo no me fiaría demasiado de ella. Sabrina siempre será Sabrina...
Sus: - No tendría a Bosco conmigo si no hubiera sido por ella. Me gustaría empezar desde cero con ella.
Diamante: - Ya se ha ido la bruja. ¿Podemos pasar?
Sebastián: - Mírala, ¡qué bonita! Es igualita a su madre.
Pradito: - Yo me parezco más a ti, porque los dos somos castaños.
Suselle: - Mamá, ¿me dejarás que lo coja?
Sus: - Sí, cariño, podrás cogerlo.
Dante: - ¡Y yo también!
Diamante: - Yo ya he hablado por teléfono con tu padre y Wen se ha encargado de llamar a tu tía y a tus primas. 
Sus: - ¡Gracias, cariño! A ver si llega pronto mi madre. No sé si la traerá Chidi.
Duclack: - Me hubiera gustado tanto que mi padre estuviera aquí...
Pradito: - No te pongas triste, mamá. El abuelo volverá.
Duclack: - ¡Ay! Necesitaría ir al baño...
Sebastián: - ¿Quieres que te ayude?
Duclack: - Sí...
Sebastián: - ¡Cuidado con el gotero! Espera, ¿te lo llevo yo?
Duclack: - No, deja. Voy mejor llevándolo yo y agarrándome a él.
Diamante: - Como duerme Mar. Es preciosa. Bosco y ella crecerán juntos y serán buenos amigos.
Duclack: - Voy a asearme un poco. 
Sebastián: - No debes hacer muchos esfuerzos. Deja que te ayude.
Duclack: - Debería darme un baño...
Duclack: - ¡Qué mal aspecto tengo! 
Sebastián: - Espera... No debes hacer esto tú sola.
Sebastián: - Déjate cuidar... Sabes que me encanta mimarte.
Sebastián: - Trae, te cepillaré el cabello.
Duclack: - Sebastián... 
Sebastián: - ¿Hmm?
Duclack: - Te quiero mucho.
Duclack: - Te has levantado también.
Sus: - Sí, yo también necesitaba andar.
Sebastián: - Voy a sacar de aquí una botella de agua.
Duclack: - ¿Ya se han llevado a los pequeños?
Sus: - Sí, van a dormir la siesta. Han dicho que más tarde pasaría el pediatra a verlos y después nos los traerán otra vez.
Sebastián: - ¿Alguien quiere agua?
Duclack: - Sí, yo quiero un poquito.
Duclack: - Ya vienen por ahí las enfermeras con los carritos de comida.
Diamante: - Volvamos a la habitación, a ver qué menú te ponen.
Enfermera: - Aquí tienen. Tómense todo, que tienen que crear más leche para sus pequeños.
Sebastián: - Gracias.
Sebastián: - Un vaso por aquí...
Diamante: - Mmm, huele fenomenal...
Sebastián: - Veamos que os han puesto. Voilà...
Diamante: - Mucho verde... 
Sebastián: - También tienen lenguado.
Sebastián: - ¿Quieres que te suba un poco la cama?
Duclack: - No puedo con ello. Esto sabe faltal.
Sus: - ¿Quieres comerte tú el lenguado? 
Diamante: - Dame... Pero no has comido nada. 
Sus: - Me he tomado la ensalada.
Duclack: - Nos han puesto también unas cuántas pastillas a las dos... Acércame el agua para poder tragármelas. 
Diamante: - Toma, cómete esto. Son muchas pastillas para tomártelas con el estómago prácticamente vacío. 
Duclack: - ¿Pero y vosotros? Es vuestra comida.
Diamante: - Sebastián y yo bajaremos a la cafetería y comemos allí. Wenda y Wen estará al llegar.
Diamante: - ¡Mirad quién está ahí!
Dante: - ¡Tito Wen!
Suselle: - ¡Abuela!
Wen:- ¡Hola!
Wen:- ¡Ey, qué pasa, campeones! ¡Qué ya somos dos más en la familia!
Suselle: - Hola Briana, bonita!
Wen: - ¿Qué? ¿Cómo están las dos mamás? 
Sebastián: - Pues acaban de comer. 
Diamante: - Pasa y las ves. ¿Estrella no ha podido venir?
Wen: - No, fue a ver qué pasa con el trabajo y tuvo que ir a llevar a Gallofa. Pero después se pasará.
Dante: - ¡Abuela, tienes que ver a Bosco!
Wenda: - ¡Sí, estoy deseando verlo! 
Dante: - No es tan guapo como yo. Está un poco arrugado y con unos mofletes inflados como un culo. Pero es de la familia y tendremos que quererlo.
Wenda: - Mis niños...
Diamante: - Wenda, si quieres pasar a ver a Sus y a Duclack. 
Diamante: - Sebastián y yo aprovechamos que os quedáis vosotros para bajar a comer. Los niños se han tomado antes un bocadillo. 
Wen: - No te preocupes, después me los llevo yo a casa.
Wenda: - ¿Qué habitación es?
Dante: - Nosotros te llevamos.
Sebastián: - ¿Es en la segunda planta? 
Diamante: - Sí.
Diamante: - ¿Tu familia va a venir al hospital?
Sebastián: - Sí, están en el pueblo. Pero mi madre dice que esta noche se queda en el hospital.
Diamante: - Pues está esto lleno.
Sebastián: - A ver si hay una mesa libre.
Wen: - ¿Cómo están mis chicas?
Sus: - ¡Hermano!
Duclack: - ¡Wen!
Duclack: - Has venido con la niña. 
Wen: - Donde vaya yo, viene mi princesa conmigo. Además, también quería conocer a sus primitos. Ya me han dicho que la habéis liado bien gorda las dos. Una en el bosque y otra en el mar... ¡Qué locura!
Sus: - Ni te imaginas, Wen. 
Wen: - Pero es cierto que la loca te ayudó a dar a luz.
Sus: - ¡Sí, cierto! Y no la llames así. Sabrina se portó genial conmigo. Quiere cambiar y que seamos amigas...
Wen: - Enciende el piloto de danger. ¡PELIGRO! ¡PELIGRO!
Sus: - ¡Wennn!
Wen: - Eres demasiado buena, hermanita. Yo nunca podré confiar en ella. No puedo olvidar lo de tu boda. Aquello fue demasiado heavy. Pero agradezco que ayudara a nacer a mi sobrino. Supongo que hasta el corazón más podrido, tiene una mijita de luz...
Wen: - ¿Y tú? ¿Cómo se te ocurre irte en el barco de misión pirata con el tripón que ya tenías?
Duclack: - Necesitaba salir de la ciudad. Tenía un agobio...
Wen: - Suerte que Duque tiene nociones de medicina.
Duclack: - Sí, y es un sol... Todos se portaron tan bien...
Wen: - Ainss... ¡Vaya dos!
Duclack: - Los dos se nos adelantaron. Tenían prisa por conocer el mundo.
Dante: - ¿Has visto a mi hermanito?
Wenda: - Sí, es muy guapo. Tendrás que hacer de hermano mayor y enseñarle todo lo que sabes.
Pradito: - ¡Yo haré lo mismo con mi hermanita!
Suselle: - Tenemos mucho trabajo por delante.
Suselle: - ¿Abuela, esta noche dormiremos en tu casa?
Wenda: - Sí, esta noche os venís conmigo. 
Pradito: - Yo creo que me tendré que quedar con Rita...
Dante: - ¡Abuelaaaa! ¡He visto una ambulancia!
Wenda: - Shhh... Niños, hablad más bajito. Ese señor parece muy cansado.
Sebastián: - Hemos venido a la hora punta de las comidas.
Enfermero: - Ponme un poco de eso también...
Enfermera: - Yo estoy harta de aguantar malos modos. Entiendo que algunos pacientes y sus familiares se pongan nerviosos, pero a veces no tienen educación ninguna...
Diamante: - Hola, Donna. Me dijo Sabrina que estabas trabajando en la cafetería del hospital. 
Donna: - Sí, tengo un contrato temporal para el verano. ¡Enhorabuena por tu pequeño! ¿Qué tal tu mujer? No podía creer que mi hermana la hubiera ayudado. Si en casa es incapaz de hacer nada...
Diamante: - Se portó muy bien con Sus. Le estaremos eternamente agradecidos.
Donna: - ¿Y tú eres el marido de Duclack? ¿También has sido papá?
Sebastián: - Sí, de una niña. Estamos muy felices también. 
Donna: - ¿Pero vosotros seguís juntos? ¿O te fuiste al pueblo?
Sebastián: - Sí, si estamos juntos.
Donna: - ¡Ah, como anulasteis la boda! Sabrina me lo contó también.
Donna: - ¿Qué os pongo?
Diamante: - Pues queríamos comer los dos. A ver cuál es el menú de hoy...
Duque: - Tina e Irene querían venir también con Omar y Tom. 
Suselle: - Willy, ¿tienes novia?
Willy: - ¿Qué pregunta es esa?
Suselle: - Es por una amiga...
Pradito: - ¡Suselle! Shhh.
Wen: - ¿No estáis casandos de estar aquí? ¿Os venis conmigo a casa?
Dante: - No, este sitio es muy divertido.
Diamante: - Y le dije al chino Juan: ¿Qué pasa? ¿Le ha enseñado la patada voladora al niño estando aún dentro de la tripa de su madre?
Sebastián: - Jajajajaa. Esas clases de preparación con el chino Juan eran surrealistas. Aún recuerdo cuando se puso a simular estar de parto... Realmente no sé si he aprendido mucho de ellas y de todos esos libros que nos hizo leernos.
Diamante: - Ser padre no es tan complicado. A veces los niños te vuelven loco, pero se les quiere tanto. Hay que dejarse llevar y el corazón y la cabeza te dicen para donde ir tirando.
Enfermera de urgencias: - Ese calvito es el del bosque y el otro el del mar.
Wenda: - Es buenísimo este niño. No vas a tener problema con él y creo que va a ser muy alto, mira qué pies y qué manos tiene...
Duclack: - ¿Sigue dormida?
Sus: - Sí, se ha quedado frita.
Paca: - Mire no estoy para perder el tiempo, busque ahí el nombre de mi nuera, Duclack Karó, y dígame en qué habitación está. ¡Le repito que mi nieta acaba de nacer!
Celador: - Pues no sale ningún parto programado en el quirófano hoy con ese nombre. 
Santiago: -  Bueno, técnicamente no fue aquí el parto, sino en el mar. Ingresó por urgencias. 
Celador: - ¡Ah la del barco! Sí, es en la tercera planta...
Ben: - (¡Qué bien han dejado este nuevo hospital! Compraré un boleto de lotería a ese señor. Dicen que los niños vienen con un pan debajo del brazo.)
Ben: - Un boleto para hoy, que acabe en 21.
Pedro: - En 21... Aquí tiene, dos cleuros.
Celador: - Pueden subir por ese ascensor.
Paca: - No me habías contado que nació en el mar. ¿Qué hacía allí mi nuera?
Santiago: - Mamá, Sebastián no quería contártelo para no preocuparte. Ya te lo contarán ellos.
Paca: - Ahí está Pradito.
Pradito: - ¡Abuela!
Paca: - ¡Mi sol!
Wen: - Hola, tú debes ser el hermano de Sebastián. 
Santiago: - Sí, soy Santiago. 
Wen: - Yo soy Wen, el hermano de Sus.
Paca: - Buenas tardes, ¿molestamos?
Santiago: - ¡Hola Duclack!
Duclack: - ¡Hola!
Wenda: - Buenas tardes.
Paca: - ¿Y Sebastián?
Duque: - Buenas tardes. Su hijo ha bajado a comer a la cafetería.
Paca: - ¿Y tú eres?
Duque: - Duque, compañero de fatigas y hermano aunque no de sangre de Duclack, para servirla.
Duclack: - Duque es más que un hermano, doña Paca y ella es Sus, también una hermana.
Paca: - Bueno, ¿y qué ha pasado? Contadme. ¿Cómo es eso de que la niña nació en el mar?
Duclack: - Es una larga historia...
Duque: - Yo mejor os dejo ya. Tenéis mucho de que hablar. 
Paca: - La niña no tiene mucho peso... ¿Se te agarra bien y come?
Santiago: - ¿Sabes dónde está la cafetería? Voy a ver a mi hermano.
Duque: - Te acompaño.
Doña Paca: - Unos buenos caldos de gallina es lo que necesitas ahora. Me quedaré con vosotros hasta que te recuperes completamente y la niña coja más peso.
Wenda: - ¿Está a muchos kilómetros el pueblo? Me imagino que tendrá mucho trabajo allí con la granja.
Doña Paca: - Unos noventa kilómetros... Pero se encarga de todo mi Juan Antonio y mi otra nuera. También tengo allí a Miguel el pequeño y a mi hermano Julián. ¿Sabes que Julián se ha comprado al final la furgoneta, Duclack? Quieren venir de momento los fines de semana al mercadillo de aquí y si va bien, tal vez se muevan por otros pueblos y ciudades. 
Duclack: - ¡Ah, muy bien!
Lulú: - ¡Excuñado!
Duque: - Lilu...
Lilu: - Duque...
Lulú: - ¿Están ahí?
Duque: - Sí, está vuestra tía Wenda también.
Santiago: -Yo soy Santi, el hermano de Sebastián. 
Lulú: - ¡Ah, encantada de conocerte!
Dante: - ¿Y has probado el último videojuego de Cutreman?
Willy: - Sí, pero está chupado. Me pasé todas las pantallas en un día.
Dante: - ¿Viste cuando el Doctor Desquicio está en el laboratorio? 
Willy: - Sí, me costó encontrar la llave...
Lulú: - Vamos. Parece que te has quedado un poco ida. Es guapo ese hermano de Sebastián, ¿será soltero?
Willy: - ¡Primas!
Dante: - ¡Hola, titas!
Lulú: - ¡Ey, Wen! ¡Estás aquí!
Dante: - Ven, tita Lilu, yo te llevo a ver a mi hermanito.
Lulú: - ¡Oh, te has traído a la muñequita!
Suselle: - ¡No te dé vergüenza! Dile algo...
Pradito: - ¡Ay, no sé!
Lilu: - ¡Hola, mamis!
Lulú: - ¿Cómo estáis?
Sus: - ¡Primas! ¡Qué alegría veros!
Duclack: - Hola Lilu, hola Lulú.
Lilu: - Oye, pero estáis estupendísimas las dos. Nadie diría que acabáis de dar a luz.
Lilu: - ¡Pero qué bonito el chiquitín! ¡Cómo duerme!
Sus: - Es muy tranquilo.
Lilu: - ¿Cómo se va a llamar al final?
Wenda: - Bosco.
Lulú: - Y tu pequeñita Duclack. ¡Qué ojos tiene y qué espabilada se ve! Es preciosa. ¿Ya tenéis también el nombre?
Duclack: - ¡Sí! 
Paca: - La han llamado Mar. Mira que hay otros nombres bonitos... Pero el que han elegido ellos.
Doctor Moreno: - Yo decidí por eso irme por la especialidad de ginecología. Siempre me pareció muy interesante.

Santiago: - ¡Allí están!
Donna: - ¿Algo más?
Sebastián: - Dame una botella de agua grande.
Diamante: - Yo voy a llevarles a los niños algún bollo.
Sebastián: - ¡Hermano!
Santiago: - ¡Hola! 
Sebastián: - ¿Has traído a mamá?
Santiago: - Sí, se ha quedado en la habitación con Duclack y la niña. 
Sebastián: - ¿Habéis venido solos?
Santiago: - Sí, pero esta noche vienen Juan Antonio y la Trini con Miguel. ¿Nos sentamos y tomamos algo?
Sebastián: - Diamante y yo acabamos de comer, pero sí, os acompaño si queréis vosotros un café.
Duque: - Yo voy a saludar a Diamante y me voy. Tengo que hacer algunas cosas.
Sebastián: - En otra ocasión entonces, Duque. Te debo una buena invitación. Estoy muy agradecido por todo lo que has hecho.
Duque: - Lo haría una y mil veces por mi capitana, sin esperar nada a cambio.
Donna: - ¿De estos o de aquellos?
Diamante: - Dame uno de cada.
Dunque: - ¡Diamante! ¡Enhorabuena! Ya eres padre de familia numerosa.
Diamante: - Sí, espero que ahora nos hagan más descuentos...
Duclack: - Si no hubiera sido por Duque, no sé qué habría sido de Mar y de mí. En todo momento supo mantener la calma y resolver la situación de la mejor manera...
Lilu: - Sí, me había contado alguna vez lo de que le faltó un año para terminar medicina. Parece que era buen estudiante, pero estudió obligado por su familia y cuando rompió con ellos, decidió dejar todo.
Lulú: - Hacéis una estampa idílica. Nosotras estamos cada vez más out de lugar. 
Lilu: - Sí, últimamente todas las de nuestra quinta se han casado o han sido madres.
Lulú: - Yo siento cierta envidia sana... 
Lilu: - Hasta la tía Wenda ha encontrado el amor con ese morenazo. 
Lulú: - Tú no te quejes, hermana, que ese Osvaldo está coladito por ti....
Lilu: - Pero no me termina de decir nada y yo tampoco estoy segura de mis sentimientos por él. 
Lulú: - Ojalá algún día yo encuentre el verdadero amor. 
Lilu: - A mí lo que me gustaría es ser madre.
Lulú: - Yo no sé si esté preparada.
Diamante: - Te acompaño fuera.
Duque: - Me he cruzado con Lilu arriba.
Diamante: - ¿Aún tu corazón siente algo por ella? 
Duque: - No he podido evitar sentir un pinchazo. 
Diamante: - ¿Pero qué hay de Iseo?
Duque: - Iseo es preciosa y una pirata muy parecida a mí. Quizás ese es el fallo...
Santiago: - ¡Soy tío! Bueno, en realidad, tío ya era. Es mi tercer sobrino, junto a Flavia y Cristian. Pero estoy muy feliz de que mi hermano mellizo y mi favorito sea padre.
Sebastián: -  Ya lo era. Pradito es mi hija, tanto como Mar.
Wenda:- Vamos a dejarlas hablar de sus cosas y demos una vuelta las dos. A ver si vemos a mi yerno y a tu hijo. 
Paca: - Sí, vamos a ver dónde se han metido.
Dante: - ¡Casaaa!
Pradito: - ¡Casaaaa también!
Wenda: - ¡Ben!
Ben: - ¡Wenda! ¿Y la niña?
Wenda: - Está bien. Nos dio un buen susto. La trajeron en ambulancia. El pequeño nació en el bosque.
Dante: - ¡Estoy salvado!
Suselle: - ¡No vale! ¡Te había rozado la camiseta antes de subir!
Dante: - ¿Tío Wen, tú lo has visto? ¿A que no me ha tocado? ¡Estaba ya arriba!
Wen: - Yo no he visto nada.
Ben: - Me avisó Diamante. Estaba muy preocupado...
Wenda: - Ella es la madre de Sebastián. 
Ben: - Un placer. No tenía el gusto aún de conocerla.
Paca: - Encantada.
Wenda: - Vamos a dar un paseo. Ahora están dentro Lilu y Lulú.
Paca: - ¡Aquí estáis!
Sebastián: - ¡Mamá!
Paca: - No has subido aún a ver a la niña. ¿Santi, le has dicho a Juan Antonio, que me traiga el pañuelo? Esta noche tiene pinta de hacer fresco en la habitación.
Sebastián: - Mamá, no es necesario que te quedes, de verdad. Ya me quedo yo. 
Paca: - Mi obligación es ejercer de madre de Duclack. Ya que no tiene, yo tengo que cuidar de ella y tú hijo, tienes que descansar.
Diamante: - Mira quién viene por ahí.
Duque: - ¡Mary!
Mary Sarrat: - ¡Hola!
Duque: - Por favor, no comentes nada de lo que te he dicho sobre Lilu. Mary se lleva muy bien con ella.
Diamante: - Tranquilo.
Mary: - Vengo a ver a los dos pequeñines. Ya me he enterado de que los dos partos han sido dos aventuras y qué casualidad que se hayan puesto de acuerdo hasta para dar a luz en el mismo día.
Ben: - ¡A ver mi gordito! ¡Tienes cosquillas! ¡Cuchi! ¡Cuchiiii!
Bosco: - Whhhhhhaa
Sus: - Papá, se parte contigo.
Ben: - Sabe que soy su abuelo y el que más lo va a consentir. ¿Y tú cómo estás tesoro mío?
Sus: - Cansada y aún algo dolorida pero bien, papá, muy feliz.
Bosco: - Uaaaaah
Lulú: - Ehh, pero qué te pasa, bizcochito...
Sus: - Creo que está cansado también ya. Debe tener sueño. Arrópalo. A ver si se duerme.
Ben: - ¿Y tú Duclack? ¿En medio del océano dando a luz? ¡Menudas aventureras las dos!
Ben: - Cariño, voy a llevarme a los niños a dar una vuelta por aquí cerca, que están dando mucho ruido en el pasillo.
Sus: - ¡Ay sí! Gracias, papá. Ya están nerviosos. A ver si Wen y mamá se los llevan pronto a casa.
Dante: - ¡Mira, ahí está papá!
Suselle: - ¡Papá!

Diamante: - Pues nada, Duque, ya hablamos. 
Mary: - ¡Hasta luego, Duque!
Ben: - Mirad, ahí es dónde aterrizan los helicópteros. 
Pradito: - Mi mamá y Mar, vinieron en helicóptero.
Duclack: - De verdad que no hace falta que se quede...
Paca: - No pienso dejarte aquí sola. Yo sé lo que es dar a luz cuatro hijos y la ayuda de mi madre la primera noche en todos los partos fue esencial.
Enfermera: - Pues esto ya está. Te vamos a poner otra bolsa de sangre. Los análisis están mucho mejor pero necesitas alguna más. Perdiste mucha sangre en el bosque.  Te quito el suero aunque te dejo la vía y ahora te traigo la bolsa. Menos mal que tu hermano tiene el mismo grupo sanguíneo que tú. No es fácil encontrarlo.
Ariadna: - ¡Tía Paca!
Paca: - ¡Ariadna! ¿Ya has salido de trabajar?
Ariadna: - Sí, me he venido derecha. El primo Sebastián me mandó un mensaje.
Ariadna: - A ver la niña...
Duclack: - Se ha quedado dormida ahora.
Ariadna: - Es igualita que tú. No se parece nada a mi primo. 
Santiago: - ¡Prima! ¿Qué tal por la ciudad? ¿Estás contenta?
Ben: - Y entonces subimos a la segunda planta de la pirámide y ahí descubrimos un auténtico tesoro. ¿La estoy aburriendo, señorita Rita?
Ariadna: - Estoy contenta aunque ahora con el nacimiento de Mar, no sé si seré una molestia para mi primo. Duclack no parece muy contenta conmigo en casa.
Diamante: - Mi chiquitín... Ea, ea, ea...
Mary: - Duclack, ¡enhorabuena! Es una muñequita.
Duclack: - ¡Gracias por venir, Mary! Hace tiempo que no nos veíamos. Se te echa de menos.
Ángela: - ¡Hola, primos!
Sebastián: - Juan Antonio está aparcando y abajo están la Trini y Miguel.
Juan Antonio: - Ya estamos aquí.
Miguel: - ¡Hermano!
Paca: - ¿Y tu padre? ¿Le ha dado ya de cenar a los abuelos?
Ángela: - Sí, me dijo que ya habían cenado y se han tomado las pastillas.
La Trini: - Flavia se ha quedado con muchas ganas de venir. Pero ya no cabíamos tantos en el coche y ella además tenía que cuidar de Cristian. Te mandan muchos besos. Ya nos escaparemos más adelante a la ciudad para que conozcan a su primita.
Juan Antonio: - Está cansada ya de tantas visitas. Se ha dormido la pobre. Cristian dormía con las manecitas así también.
Leandra: - Es en esta planta. 
Ricardo: - Mira, ¿aquel no es el de Duclack?
Rita: - Si no me necesitan, me marcharé ya a casa. Puedo llevarme a las dos niñas y así usted va más tarde si finalmente no se queda.
Sebastián: - No sé qué haré. Aunque se quede mi madre, quería quedarme...
Ricardo:  - Y allí está Ben. 
Mar: - ¡Gggggahh!
Sus: - Parece que ya se despierta...
Vicrogo: - Son dos pichoncitos. Mira, te gusta el osito que os he traído.
Félix: - Mar me agarra el dedo con la manita. Me encanta hacerles cucamonas a los bebés. Mira qué carita pone. Sebastián estaba ahí fuera con su familia. ¿Y Diamante?
Sus: - Estaba por aquí...
Diamante: - No he tenido ni un momento de tranquilidad desde que llegamos.
Sus: - ¿Y de PD sabéis algo?
Vicrogo: - Cogió las vacaciones en el Zooparque. Toda la familia iba a pasar unos días al pantano.
Duclack: - Gracias por venir. Cuando nos den el alta, tenemos que ir un día al zooparque. Pradito siempre está preguntando cuándo vamos a volver.
Othello: - Mi capitana, todo está en orden. No te preocupes. Griso tomó el mando. Nos dejaron en el puerto más cercano a los dos. Iseo y él se encargaron de terminar el viaje y de la mercancía. 
Carmelo: - Renzo está deseando conocerla también. 
Othello: - Mi Fatumata dice que luego irá a la casa a conocerla. Se ha quedado con los niños. Mover a los tres es complicado.
Ben: - Mirad, ahí viene otra ambulancia.
Dante: - De mayor quiero conducir una. Pondré la sirena y las luces e iré a toda pastilla por la ciudad.
Ben: - Las ambulancias no son un juego. Su misión es muy importante.
Suselle: - Salvan vidas.
Pradito: - Van a sacar a alguien...
Dante: - A ver...
Pradito: - ¿Qué le habrá pasado a ese señor?
Suselle: - No tiene buena cara. 
Dante: - Se habrá metido un piñazo
Dante: - ¿Por qué las luces parpadean así, abuelo?
Enfermera: - ¿Has avisado a algún familiar?
Enfermera: - Llevamos una semanita de urgencias...
Dante: - ¡Ya se lo llevan!
Suselle: - Espero que se cure...
Pradito: - Se curará. Mi papá dice que aquí hay muy buenos médicos.
Enfermera: - ¿Eh? ¿¡Qué hacen aquí!?
Enfermera: - Este lugar está restringido para el personal. 
Ben: - Estaba la puerta abierta y no vimos ningún cartel...
Enfermera: - Salgan de aquí de inmediato.
Dante: - Jo, con lo bien que lo estábamos pasando cotilleando.
A la mañana siguiente...
Doctor Moreno: - ¿Qué tal noche han pasado mis pacientes favoritas?
Duclack: - Muy bien, doctor. 
Doctor Moreno: - Bueno, veo que se tomaron todo el desayuno y esos análisis que les han hecho tanto a vosotras, mis lindas, como a sus bebés están fenomenal. 
Sebastián: - ¿Les dará ya el alta doctor?
Diamante: - Eso, ¿nos podemos ir ya a casa?
D. Moreno: - Veo que están impacientes. Yo también lo estaría teniendo estas preciosidades como esposas. Permítame que les haga una última revisión y si todo es correcto, podrán marcharse a casa.
D. Moreno: - Sus tenía un poquito de anemia. Pero con la sangre que le pusimos, se ha recuperado bien. Necesita proteínas para recuperarse más rápido. No es buena esa dieta vegetariana. Si me promete que me va a hacer caso, le daré el alta.
D. Moreno: - En cuanto a ti, no te preocupes por lo de tus pechos, la comadrona ya le habrá explicado cómo debe hacer para que le baje la leche...
D. Moreno: - Les voy a dar el alta a las dos, porque sé que sus señores las van a cuidar bien. Pero tienen que venir a verme a la consulta dentro de siete días, ¿de acuerdo?
Sus: - De acuerdo, doctor. ¿Y los niños están bien?
D. Moreno: - Sí, no hay problema ninguno con ellos, bella. Pronto cogerán su peso. Su pediatra llevará el seguimiento. 
Sebastián: - Pues ya está todo recogido. Sus, le podía haber dicho a Wen que viniera. Todos en el coche no vamos a caber. 
Sebastián: - No os preocupéis. Nosotros pedimos un taxi.Vosotras no estáis para apretujaros en el coche.
Sus: - ¡Ay, pero me da cosa!
Pradito: - Mamá, Mar, ¿puede dormir en mi cuarto? Así yo la cuido y tú descansas. 
Duclack: - Cuando sea un poquito mayor, dormirá contigo. Ahora tendrás que ayudarme con ella..
Suselle: - Ya estás, mamá. Me encanta peinar tu pelo.
Sus: - Gracias, cariño mío.
Celador: - Hasta luego, familias.
Diamante: - ¿Nos tienes que dar algún papel del alta?
Celador: - Sí, lo ha dejado aquí el doctor preparado.
Mar: - Se la tengo que presentar a Vaiana y a Karín.
Suselle: - Cuidado con el escalón, mamá.
Diamante: - ¿Te ayudo?
Sus: - No, puedo yo.
Dante: - Creo que Bosco se ha tirado un pedo...
Sus: - ¡Ahí hay un taxi, Sebastián!
Sebastián: - ¡Que no se vaya!
Sus: - ¿Está libre?
Taxista: - Sí.
Suselle: - Espere un poco, por favor, que enseguida viene mi mejor amiga con su familia.
Sus: - ¿Nosotros tenemos el coche cerca?
Diamante: - Sí, está allí. 
Diamante: - Dante, ayúdame. Sujeta esto.
Sus: - ¿Has traído la sillita del bebé?
Sebastián: - Al centro. Ahora le indico la dirección exacta.
Taxista: - Muy bien... Cuidado con las flores, no me manchen el asiento.
Duclack: - ¿Vas bien?
Pradito: - Sí, mamá. Estoy muy contenta de tener a Mar con nosotros. Ariadna es como mi hermana mayor y ahora Mar será mi hermana pequeña.
Diamante: - ¡Eso ahí no, Dante! ¿Dónde hemos dejado la silla?
Dante: - Toma las flores, papá.
Enfermera: - Otra paciente con fractura en la pierna... Se la hemos inmovilizado...
Sus: - Tu padre y tu hermano parece que van para rato.
Taxista: - Hemos llegado.
Sebastián: - Puede quedarse con el cambio.
Taxista: - Muy amable, caballero. ¡Qué pasen un buen día!
Duclack: - Hogar, dulce hogar. 
Pradito: - Esta será tu casa a partir de este momento, Mar.
Mar: - Gggggggh
Sebastián: - Pasemos, familia.

FIN

1 comentario:

  1. Tenía que hacer algunas cosas en casa y estaba deseando terminarlas para leer esta historia. Llevaba mucho tiempo esperando que la publicases. Hay tantas cosas a resaltar que seguro que me dejo algo. Empiezo por el viaje de Duclack en su barco. La entiendo, necesita alejarse un tiempo de todo. Ella siempre ha sido un alma muy libre y se sentía agobiada. La conversación con Griso me encanta, por todo lo que le dice. Parece que le gusta Duclack y no le hace mucha gracia que esté con Sebastián. Ese click no es santo de mi devoción. Dar a luz en el barco fue una locura, pero es yo creo el marco ideal para el nacimiento de su hija. Mar me parece un nombre precioso, con mucho significado. Son chulísimos el helicóptero y la ambulancia, fueron buenas compras. Por no hablar del hospital. No tenías y has conseguido uno impresionante al que no le falta detalle. Enamoradísimo de ese hospital y todas sus escenas (me parto con el señor cansado de la sala de espera jajaja, tiene pinta de llevar siglos esperando). Duque y los demás se portan muy bien con Duclack. Gracias a ellos el parto ha ido genial, sobretodo por Duque. Su unión es tan fuerte que son más que familia. Me encanta cuando aparece Sus en la ambulancia y la aparición del maravilloso y buenorro Doctor Moreno. Ayyyyy yo quiero a ese cliiiiiiick. Se porta muy bien con ellas y les lanza algún piropo. Otro puntazo es que estén juntas en la misma habitación. Así podemos ir viendo todo el desfile de personajes que van a visitarlas. Han ido todos los más importantes, desde la familia más cercana a los amigos de toda la vida. Wen, Wenda, Paca, Carmelo, Santiago, Ariadna, Othello, Mary, Vicrogo, Ben...Las fotos son preciosas, sobretodo esas en las que Duclack y Sus tienen a sus hijos en brazos. La típica enfermera borde (es un clásico, siempre hay una jajaja), las incubadoras, el carrito de la comida (gran idea), que a Pradito le guste Willy jajaja , Ben comprando un boleto de lotería, el videojuego de Cutreman,Carmelo en su casa, cuando hablan de Sabrina...¡Ayy si es que hay mucho por resaltar! Me encantan los comentarios de Dante, tiene salidas que no esperas jajaja. El comedor me gusta mucho, es tal cual en la realidad. Donna trabajando allí, Paca, que es muy pesada y se quería quedar por la noche sí o sí (que rabia cuando critica el nombre de Mar). Otro momento importante es cuando Duque se da cuenta que con Iseo no siente lo mismo que sentía por Lilu y da por concluida su relación. Lilu también se queda atontada al verle, y más al enterarse de lo que hizo por Duclack y Mar. Ayy, a ver lo que ocurrirá con estos dos, la verdad es que me gustaba cuando estaban juntos. Se quedan muchas cosas en el tintero, pero es que son muchos detalles, que no se me escapan, pero que es difícil de comentar aquí. En definitiva, me lo he pasado pipa con cada conversación y detalle de las fotos. ¡¡Me encanta esta historia!! La vida sigue avanzando para nuestros personajes, esto es genial.

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