miércoles, 4 de agosto de 2021

Ariadna: amor e ira.

 Ariadna se había adaptado bien a vivir en la ciudad. Contra la voluntad de Kim, se había hecho un hueco en la pandilla. Por las mañanas iba a clase, algunas tardes salía con Renzo y sus amigos y los fines de semana trabajaba en la pizzería. Estaba contenta por todo, sólo le faltaba algo... El amor que durante tantos años había deseado...

Sebastián se encontraba en la cocina terminando de preparar una tarta para llevar a Sus cuando Ariadna entró.

Aprovechó que este no la había visto y le dio la espalda, con el fin de llevar la tarta a refrigerar, para acercarse a él con sigilo...
...Y sorprenderlo con un abrazo por detrás. A Sebastián casi se le cayó la tarta del susto.
Sebastián: - ¡Pero qué haces!
Ariadna: - Pero primo, yo... Desde niña estoy enamorada de ti. Pensé que yo también te gustaba. Siempre eres amable y atento conmigo...
Sebastián: - ¿Te has vuelto loca? Tú siempre serás para mí una niña. Si quieres quedarte en esta casa, ya puedes sacarte esas ideas absurdas de la cabeza. 
Ariadna: - Pero... (Sale corriendo y llorando)
Pradito vio desde el umbral de la puerta de su cuarto a Ariadna. Estaba llorando sobre su cama.
Se acercó y trató de consolarla.
Pradito: - Eh, ¿qué te sucede?
Ariadna: - Déjame sola. Quiero morirme. (Llora con más intesidad).
Pradito: - ¡Ehh! Ahora somos hermanas. ¿Recuerdas? 
Ariadna: - Sí...
Pradito: - Las hermanas se ayudan cuando una está triste. ¿Es por el chico ese que te gustaba?
Ariadna: - Sí... Para él soy más que invisible. Me ve como a una niña y me hace el vacío sólo por ser más joven.
Pradito: - Sé muy bien lo que quieres decir. A mí también muchas veces me han tomado por invisible por ser una niña. ¡Y eso no es justo! Ven... ¿Sabes lo que yo hago cuando no me dejan hacer algo por mi edad? 
Ariadna: - ¿Qué?
Pradito: - Les demuestro que no lo soy...
Ariadna: - ¿Quieres decir que para que me tome en serio, tengo que hacer algo que demuestre que ya no soy una niña?
Pradito: - Eso es.
Ariadna: - ¡Oh, Pradito! ¡Pero qué lista eres! Ese es el consejo que necesitaba. Si él me ve con otro chico, verá que soy ya una adulta. ¡Y ya sé quién puede ayudarme!
Ariadna: - ¡Oh, Pradito! ¡Te quiero un montón!
Aquella tarde Manolete acudió veloz a la llamada de Ariadna.
Manolete había intentado echar la caña a la joven desde que la conoció pero ella no terminaba de rendirse a sus encantos.  El hijo de Rojillo no podía creer que de repente hubiera cambiado de opinión y se mostrara tan ardiente.
Lo agarró de la mano y subió con él a la primera planta.
Pradito jugaba en su cuarto. No le pareció buena idea entrar ahí.
Subieron al cuarto de la lavadora. Aún recordaba dónde estaba escondida la llave de la habitación de los trastos. La agarró y entraron ahí.
Manolete creía estar soñando. Por un momento se preguntó si ese cambio de actitud estaría motivado por algún interés oculto, pero prefirió no pensar demasiado y dejarse llevar por los besos y abrazos de Ariadna. 
Rita iba a tender la ropa cuando escuchó ruidos provenientes del cuarto de los trastos. Pegó la oreja y escuchó voces. De inmediato dio un enrome grito preguntando quién había allí.
Ariadna: - ¡Oh no! ¡Es Rita! ¡Tienes que esconderte! Si te ve aquí, se liará muy gorda.
Rita: - ¿Pero qué haces ahí metida?
Ariadna: - Vi que estaba abierto y buscaba una manta. Tengo frío...
Rita: - He escuchado más voces. ¿Con quién estabas? Y se te nota alterada...
Ariadna: Estaba hablando. ¿No puedo tener ni intimidad para hablar por teléfono?
Rita: - Está bien. Pero este no es lugar. La señora Duclack no quiere que andemos pasando aquí. Será mejor que guarde las llaves en otro sitio.
Duclack: - Ariadna, voy a salir con Sebastián. Pradito dice que te está esperando para ver una peli abajo. No vendremos muy tarde pero entretenla un poco y cenad las dos. Rita tiene que hacer cosas en la cocina. 
Manolete: - Se han alejado. ¡Han cerrado con llave! ¿Y ahora qué hago?... Esperaré un poco, seguro que viene enseguida Ariadna a por mí.
Dos horas más tarde...
Manolete: - Renzo, por favor. ¡Tienes que venir a sacarme de aquí! ¡Estoy atrapado en la casa de tu madrina! 
Renzo: - ¿Y qué haces en la casa de mi madrina Duclack? 
Manolete: - Te contaré todo cuando vengas. Estoy en un cuarto con muchos trastos... Echaron la llave. Ariadna me invitó a venir. El ama de llaves nos pilló y tuve que esconderme... ¡Y me ha dejado aquí encerrado! No coge el teléfono. Estoy desesperado. Llevo aquí casi toda la tarde...
Renzo: - Para, para... Prefiero no escuchar más. Voy para allá. A ver cómo hago para escaquearme de mi padre...
Carmelo: - ¿He oído escaquearse?
Renzo: - Papá, es una urgencia. Tengo que irme. Te prometo que terminaré de barrer esta noche.
Carmelo: - Pero...
Carmelo: - Cada día entiendo menos a este chico. La adolescencia le ha afectado fuerte. ¡No corras así! ¡Vas a llevarte a alguien por delante! ¡Qué vas ciego!
Pradito: - Me encantan los pepinillos en vinagre.
Ariadna: - Te dije que te iban a gustar. Y la pizza está deliciosa. 
Ding-dong
Ariadna: - ¡Rita! ¡La puerta!
Rita: - Señorito Renzo, ¿no es un poco tarde para visitas? Su madrina no está.
Renzo: - Vengo a ver a Ariadna y a Pradito.
Rita: - Bueno, estoy arriba recogiendo la cocina. Os dejo solos... (Sospecho que algo traman...).
Renzo: - ¡Qué has hecho con Manolete! ¡¿Dónde lo tienes encerrado?! 
Ariadna: - ¡Opps! ¡Lo había olvidado! ¡Rita lo encerró arriba!
Renzo: - ¡Estás loca! ¡Lo invitas a venir! ¡Te enrollas con él! ¡Y lo dejas encerrado!
Ariadna: - ¡Oye, qué solamente nos dimos un par de besos! ¿Estás celoso?
Renzo: - Grrrr... ¿Dónde está la llave de ese cuarto?
Ariadna: - Rita la escondió... Tenemos que buscarla. Pensaba revolver todo para encontrarla cuando Rita estuviera despistada pero con la cena se me olvidó...
Renzo: - ¡No hay tiempo que perder! ¿Alguna idea?
Ariadna: - No... Puede estar en cualquier cajón...
Pradito: - ¡Yo os ayudo a buscarla! ¡Está bien cada uno miremos por una habitación!
Ariadna: - Aquí nada...
Ariadna: - Por aquí tampoco...
Ariadna: - ¿Dónde puede haberla metido?
Rita: - ¿Qué estás buscando ahí?
Pradito: - ¡Nada!
Renzo: - En el despacho de Duclack tampoco...
Pradito: - Yo he mirado en la cocina y en su dormitorio.
Ariadna: - Yo hasta he mirado en su cuarto de baño... En el salón tampoco.
Renzo: - ¡Pero no puede haber desaparecido así!
Renzo: - ¿Y en esa caja alguien ha mirado? Está cerca de la cocina. 
Ariadna:
 - ¡No!
Pradito: - Yo tampoco.
Renzo: - ¿Está mirando?
Ariadna: - Tranquilo, estamos vigilando...
Renzo: - ¡Eureka!
Renzo: - ¡Aquí está! ¡Corred! ¡Vamos a abrirle!
Renzo: - ¿Manolete?
Manolete: - Zzzzz... zzz...
Renzo: - ¡Pero se ha quedado frito!
Manolete: - ¡Renzo! ¡Has venido a sacarme de aquí, amigo!
Manolete: - Tu prima o lo que te toque Ariadna... ¡Está loca!
Renzo: - A mí no me toca nada es prima del novio de mi madrina. Pero sí, está bastante loca.
Manolete: - Paso de tener ningún rollo con ella. Además, no tiene tantas tierras en su pueblo...
Renzo: - Manolete...
Ariadna: - ¿Ya te vas, Manolete? Yo... lo siento... Podemos quedar otro día...
Manolete: - Sí, sí, ya me voy... Bueno, no sé si pueda. La verdad es que soy un click bastante ocupado...
Ariadna: - Bueno...
Renzo: - Yo también me voy. Otro día hablamos. Mi padre me va a matar...
Pradito: - ¡Hasta otro día!
Ariadna: - ¿Has visto cómo se han marchado? Manolete parecía tenerme miedo... ¡Y que está bastante ocupado! ¡Más ocupada estoy yo! ¡Menudo idiota!
Pradito: - Los clicks son demasiado tontos.
Ariadna: - Pradito, no crezcas. El amor no da más que dolores de cabeza.
Pradito: No, si yo ya tengo mis líos amorosos y lo sé muy bien... ¿Tomamos chocolate?
Ariadna: - ¡Seeeh!
FIN

1 comentario:

  1. Tenía muchísimas ganas de leer una nueva entrada de las tuyas. Es un capítulo cortito, pero muy intenso. Ariadna empieza fuerte en las historias. Me ha sorprendido cuando se declara a su primo, sin tapujos. Sebastián es tajante y duro con ella, pero creo que es lo mejor para cortar de cuajo cualquier malentendido. La pobre se quiere morir, le ha roto el corazón, pero Pradito, que con cada capítulo me gusta más, le aconseja para que no se rinda (sin saber que se trata de Sebastián). Menudo lío le monta al pobre Manolete, que queda encerrado sin poder salir (menos mal que existen los móviles). Ariadna es rebelde, cosa que me encanta, y un poco desastre, no creo que Manolete se fije más en ella, ha salido escarmentado jajaja. Gracias a Renzo, Manolete puede salir, es un amigo de verdad. Me sorprende cuando Ariadna le dice que si está celoso...tela marinera. Por otra parte, Rita cuida muy bien de la casa, Duclack puede estar contenta con ella.¡¡No tardes en publicar más!!

    ResponderEliminar