jueves, 26 de agosto de 2021

Noviembre 2020

El otoño trajo una época de tranquilidad para Duclack y su nueva familia. El mes de noviembre siempre tenía un halo de nostalgia, tristeza y frío. Lo odiaba, pero al mismo tiempo amaba ese recogimiento y paz que experimentaba junto a Sebastián, Pradito y Mar.

Sebastián trajo unos bombones y unas galletas danesas que el editor de su último libro le había regalado junto a una cesta de Navidad un mes adelantada. 

Pradito: - ¿Mar no puede probar las galletas?
Duclack: - No, aún es muy pequeñita. Pero parece que Tinger sí que quiere probarlas. 
Sebastián: - Estas galletas de mantequilla no me gustan, pero cuando comienzas a tomarlas, crean adicción.
Sebastián: - Veamos... ¿Cuál no he probado aún?
Pradito: - Te doy un poquito pero siéntate, Tinger. 
Pradito: - Así, muy bien.
Tinger: - #############? ############  (=¿Me la vas a dar ya? Vamos, no me hagas más de sufrir.)
Duclack: - Están deliciosas. Me encanta el plan de esta noche: chimenea, cine y galletitas...
Mar: - Gugggu
Sebastián: - Mar parece cansada. ¿La acuesto?
Duclack: - No, no te preocupes. Ya la subo yo. 
Pradito:  ¡Y yo te ayudo!
Sebastián: - Vale, subid vosotras, así yo me termino tranquilamente la leche con click-cacao y galletas. 
Duclack: - Se ha destapado.
Pradito: - Vamos, Mar, no seas malas. Tienes que dormirte ya.
Mar: - Ggggguggah.
Pradito: - Pues ahora no se duerme.
Pradito: - Mañana jugaremos. Ahora tienes que dormir.
Siguiendo la tradición aquellos primeros días del mes el cementerio se llenaba de gente con flores para sus seres queridos.
Narciso se trasladaba a las puertas y vendía flores de su tienda allí mismo.
En la tienda dejaba a algún familiar al cargo. Conseguía así doblar las ventas en esos días y sacar un plus al venderlas algo más caras.
Narciso: - Tenía que haber traído más camelias... Mañana echaré más a la furgoneta y también crisantemos. 
Rosarillo no solía faltar a la cita anualmente. Visitaba la tumba de sus padres.
Herminia también acostumbraba a ir acompañada de su esposo Onofre. 
Herminia: - Amarillas y rojas, para que no haya discusiones. ¿Has cogido el trapo?
Onofre: - Sí...
Herminia: - ¿Y el cubo? 
Onofre: - También. 
Herminia: - Tendremos que llenarlo de agua. Creo que allí detrás hay un grifo.
Su primer marido, don Ramón, tampoco faltaba ningún año. 
Ramón: - Herminia...
John también iba para llevar flores a su padre, muerto en servicio. No había tenido tiempo de comprar flores y a Sabrina no le gustaba que le hiciera esos encargos, por eso decidió comprarlas allí mismo. 
John: - Me gustan estas...
Narciso: - Puede cogerlas usted mismo.
Vicenta acudió con su hija Valeria. Era la que siempre le ayudaba a limpiar la tumba de su padre.
Pese a que Keilor llevaba poco tiempo en la ciudad, tenía también en el cementerio a un buen amigo fallecido en un trágico accidente.
Keilor: - Estoy tratando de rehacer mi vida. He conocido a un chico... pero nunca te olvidaré, Han. 
Vicenta: - ¡Ay, Victorino, llévame pronto contigo! 
Valeria: - ¡Mamá, cómo dices eso!
Vicenta: - Tienes suerte de no ver cómo está el mundo. Y la niña va a adoptar a un crío, pudiendo tener sus propios hijos...
Valeria: - Mamá, no le hables a papá, como si yo no estuviera aquí. Te estoy oyendo. Y sí, lo vamos a adoptar. Ximena y yo tenemos claro que queremos darle la oportunidad a un niño que lo necesite.
Sharon también había acudido hasta allí para visitar a su esposo. Cuando Willy era más pequeño, la acompañaba. Pero ahora prefería no ir y ella tampoco le insistía. Sabía que lo entristecía demasiado aquel día. 
A última hora se acercaron Carmelo y Renzo. Preferían ir un poco antes de cerrar y evitar las aglomeraciones.
Carmelo había recogido unos tulipanes del jardín del palacio de Alexia. Ambrosio lo pilló pero cuando le contó para que las quería, le dejó llevárselas. 
Renzo no había conocido a su madre y su padre tampoco le había hablado mucho de ella. Aún así, no quería dejarlo solo. Carmelo permaneció en silencio junto a la tumba durante un buen rato hasta que Renzo le habló.
Renzo: - Volvamos a casa, papá, hace frío. 
Carmelo: - Sí, hijo...
Renzo no se atrevía a preguntar más a su padre acerca de su madre. Un silencio sin pactar acerca de ella se erigía desde hacía años entre ellos.
Esa tarde Duclack puso a Pradito un bonito vestido rojo y le hizo un moño. 
Duclack: - ¿Te gusta?
Pradito: - ¡Sí! 
Duclack: - Para ir al teatro con papá, tienes que ir elegante. 
Habían quedado en ir a cenar al restaurante de Carmelo, después Sebastián y Pradito marcharían desde allí al teatro. Sebastián había quedado allí con su amigo Perico, que le había regalado las dos entradas. A Sebastián le apasionaba el teatro y Duclack había preferido dejar que Pradito disfrutara con él de esa experiencia tan especial por primera vez. 
Othello: - Ya viene por allí la capitana.
Pradito: - ¿Cuándo nos vamos al teatro?
Sebastián: - Enseguida.
Duclack: - Tendremos que probar primero la sopa de fideos y mariscos que ha preparado Carmelo. Mmm... huele fenomenal.
Carmelo: - ¿Qué? ¿Os gusta?
Duclack: - Está riquísima.
Othello: - Le tienes que pasar la receta a Fatumata.
Carmelo: - Duclack: - He hecho gachas dulces. Diamante va a ir a probarlas a casa. Si quieres ven tú también con nosotros después. 
Duclack: - Me da cosa dejar a Mar sola tantas horas...
Sebastián: - Ve un rato. Mi madre está encantada de haberse quedado con la niña. Entre ella y Rita no le van a faltar cuidados.
Duque: - Tina, por favor, sube la voz de la tele. Esa Caitlyn tiene algo hipnotizante y esta canción es preciosa aunque muy triste.
Sebastián: - Es muy buena artista, sí. Su nombre suena para ir a Cleurovisión este año. 
Othello: - Estás especialmente sensible desde hace días, Duque.
Caitly: - Mi amor perdido... No lloraré más por ti... En mi corazón siempre habrá un lugar para ti...
Un poco más tarde...
Carmelo: - Tomad asiento, a ver qué os parecen mis gachas dulces. 
Duclack: - Pues solo la pinta la tienen deliciosa.
Diamante: - Se me hace la boca agua.
Duclack:
- Mmm... me encantan.
Diamante: - Este dulce me transporta a mi infancia. Duclón solía hacerlas muy ricas también.
Duclack: - Sí... 
Mientras tanto el público comenzaba a llegar hasta el teatro.
Irene: - ¿Qué fila tenemos?
Don Pimpón: - Fila 2, butacas 4 y 5.
Don Pimpón: - Las elegí lo más centradas posibles. 
Irene: - Estupendo, desde ahí la veremos muy bien.
Un pitido sonó en el móvil de Don Pimpón. Era su madre Evelina preguntándole si se había cambiado la camisa.
Irene: - Será mejor que silencies el móvil.
Don Pimpón: 
- ¡Huy sí!
David:  - ¿Te gusta el sitio?
Mariví: - Sí, se ve bien el escenario. 
Perico: - ¡Aquí, Sebastián!
Pradito: - ¿Dónde está tu amigo?
Sebastián: - Mira, allí está.
Sebastián: - Recuerda que durante la representación no se puede hablar y evitaremos salir. ¿Seguro que no necesitas ir al baño ahora? 
Pradito: - ¡Que nooo! Ya fui antes de salir en el restaurante de Carmelo. 
Sebatián: - Bueeeno...
Pradito: - Mira, papá. Está allí la tía de Suselle y de Dante. 
Pradito: - ¡Hola, Lilu!
Lilu: - ¡Hola!
Osvaldo: - ¿La conoces?
Lilu: - Sí, es la hija de una buena amiga.
Osvaldo: - ¡Qué graciosa! 
Lilu: - ¿Te gustan los niños?
Osvaldo: - Los de los demás sí. Para un ratito.
Lilu: - Ainss...
Donna: - (Aquel es el marido o lo que sea de Duclack. ¡Qué extraño que no haya venido ella!)
Evelino: - Perdón, paso. 
Irene: - Disculpe, aquellas son nuestras butacas.
Voz por megafonía: - Por favor, permanezcan en silencio. La representación está a punto de comenzar. Recuerden apagar sus teléfonos móviles. No está permitido hacer ruido, comer o beber durante la representación. Haremos una pausa de veinte minutos después de la primera parte...
Pradito: - ¿Quién ha dicho eso?
Sebastián: - Shhhh... que ya empieza
Jorge Céspedes: - ¿Has visto el éxito de público? Está prácticamente lleno.
Natalia Morey: - Sí, es necesario traer más obras como estas a la ciudad.
Don Pimpón: - Shhhhhhhhhhh
Herminia: - ¿Vicenta, has oído? 
Vicenta: - ¿Ha dicho que no se puede comer? ¿Y qué hago yo con los sándwiches que había preparado? Teníamos que haber elegido una fila más atrás para poder comerlos sin ser vistas.
Herminia: - Luego vamos al baño en el descanso y lo tomamos fuera.
Don Pimpón: - Shhhhhhhhhhh. 
Vicenta: - ¡Ay! ¿Pues qué pasa?
Nino: - Señoras, que ya empieza. 
CONTINUARÁ

1 comentario:

  1. En esta entrada tenemos de todo un poco. Momentos de tristeza y nostalgia cuando acuden al cementerio. Me gusta muchísimo esa parte, es algo en lo que no hemos profundizado nunca. Es la primera vez que nuestros personajes van al cementerio y se habla de la muerte de esa forma. Esos personajes que murieron hace tiempo, que tienen historias ocultas que todavía no hemos tocado y que crea un universo todavía más profundo y apasionante. Algún día quizás no sé por hablar de alguno de esos clicks que fallecieron pero de los que nunca hemos hablado. Son fotos muy bonitas. Me encantan esos detallitos de las galletas o la sopa de marisco, son una pasada. Parece que Caitlyn se está haciendo famosa. Después de todo lo que ha sufrido, se lo merece. Me encanta la casa de Carmelo y sus gachas, tienen una pinta espectacular. El teatro es impresionante, me fascina (algo así nos habría valido incluso para los PlaymOscars). Herminia y Vicenta no paran de hablar (espero que les dejen disfrutar de la obra jajaja). ¡¡Quiero leer más!!

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