viernes, 3 de agosto de 2018

Sebastián: Capitulo 4 - Llegada al pueblo

La granja de la familia de Sebastián era una bonita construcción de paredes blancas encaladas y tejado rojo. Lo primero que llamó la atención de Pradito fueron los animales y los árboles frutales. Un señor con gafas y barba, de edad media, robusto y con la camisa manchada, nos recibió dando fuertes voces. Por las descripciones que Sebastián me había dado, comprendí que debía tratarse de su tío Julián.
Tío Julián: - ¡EHHHH! ¡SEBASTIÁN! 
Sentí como si nos espiaran desde una ventana pero cuando miré no había nadie.
Pradito se echó a reír y a hacerme gestos por las voces de ese señor y lo gracioso y exagerado que era hablando.
Tío Julián: - ¿Pero qué haces por aquí? Yo te hacía por la ciudad bien colocao. ¡Qué te has hecho capitalino! ¡Eh!...
Sebastián: - Llamé a mi madre hace tres días para decirle que veníamos.
Tío Julián: - Pues no me había dicho ná. Faltas nos hacen manos desde luego... Sé que te llamó ella hace tiempo pero yo le decía: "Paca, este ya no vuelve por aquí si tan bien le va por la ciudad".
Sebastián: - Hemos venido a pasar unos días. Lo suficiente para ayudar con la cosecha y hasta que mi hermano se recupere.
Tío Julián: - Sí, por que el Juan Antonio está tronchao completamente. 
Sebastián: - Sí, eso me dijo mi madre. Luego iremos a verlo. Tío Julián, te presento a mi novia Duclack y a su sobrina Pradito.
Tío Julián: - ¡Bien guapas que son las dos! ¡Buenas mozas las dos forasteras!
Sebastián: - Venid por aquí.
La Trini: - ¿Son el Sebastián y la novia capitalina?
Julián: - Los mismos...
La Trini: - ¿Y esa niña? Hmm...
Pradito: - ¿Puedo acariciarlo?
Tío Julián: - Y besarlo... Son mansos y mu buenos estos terneros. Ya los conocerás. Ese es Navajito.
Pradito: - ¡Hola Navajito! ¡Qué bueno y qué guapo eres!
Duclack: - ¡Vamos, Prado!
Pradito: - Ya voy...
Sebastián: - ¡Mamá! ¡Abre! Está echado el cerrojo...
Paca: - ¡Hijo! ¡Sebas! ¡Ya voy! ¡Ay! ¡Ay! ¡AY! ¡Ay qué alegría!
Sebastián: - ¡Mamá!
Paca: - ¡Mi Sebas! ¡Cuánto te he echado de menos! Deja que te abrace fuerte y te bese. Pero estás más alto y más guapo. Aunque te has quedado un poco escuchimizado...
Miguel: - ¡Sebas!
Sebastián: - ¡Mamá, que me levantas del suelo!
Paca: - Y tú debes ser su novia, ¿Duclack?
Duclack: - Sí, soy yo.
Paca: - A ver qué tal te portas con mi niño...  ¡Qué él es muy bueno! ¡Y no merece sufrir más! Dependiendo de ello, así nos llevaremos tú y yo...
Sebastián: - Duclack, este es mi hermanito Miguel. El pequeño de la casa.
Duclack: - Encantada de conocerte, Miguel. Sebastián, habla mucho de ti.
Miguel: - Espero que sea bueno. ¡Qué este es un golfo!
Sebastián: - ¡Andaaaa!
Paca: - Hola, bonita.
Pradito: - Yo soy Pradito. Duclack es mi tía.
Paca: - Ya me dijo, Sebas, que venías también. ¿Qué años tienes?
Pradito: - Seis pero pronto cumpliré siete.
Paca: - Estás bien alta para tu edad.
Miguel: - ¡Qué guapa es tu novia! Veo que vas mejorando tu gusto con los años...
Sebastián: - ¡Ehhh! ¡Qué yo nunca he tenido mal gusto!
Miguel: - Vimos las fotos de la mansión en la que vivís. ¡Menudo caserón! No me extraña que no queráis venir al pueblo...
Pradito: - ¡Cuántos animales hay aquí!
Paca: - ¿Te gustan?
Pradito: - ¡Mucho!
Sebastián: - ¡Abuelo!
Casimiro: - ¡Mi nieto! ¡Pero qué fuerte estás!
Miguel: - ¿Cómo una chica como tú, con esa mansión e independiente ha acabado con mi hermano que es un ceporro?
Duclack: - Tu hermano tiene muchas cualidades que me encantan.
Don Casimiro: - ¡Vaya clack guapa que se ha buscado mi nieto!
Duclack: - Acabaré creyéndomelo. No hacen más que alabarme el oído.
La Trini: - ¡Ya voy! ¡Qué os he visto pasar antes desde casa y no os había reconocido!
La Trini: - Yo soy la cuñada de Sebastián. La mujer de su hermano Juan Antonio.
Duclack: - Encantada.
La Trini: - El Cristian es de tu misma edad, niña. Cuando dejéis las cosas, os esperamos en casa y lo conoces.
Sebastián: - Duclack, esta es mi abuela. La más guapa.
Venancia: - ¡Ay! ¡Mi nieto es mi alegría! ¡Mi luz! ¡Y mi tesoro! ¡Soy tan feliz cuando los veo a todos juntos. Además que él ha pasado mucho con la... tú ya sabrás... La muy guarra...
Sebastián: - Abuela, deja de hablar siempre de lo mismo.
Venancia: - Sí, perdona. Pero te quiero mucho y no puedo verte sufrir.
Sebastián: - Ya estoy muy bien. ¿Te gusta mi novia?
Venancia: - Sí, es muy guapa y sobre todo si es buena contigo, estoy contenta y la quiero. Pero está muy delgada. Las carnes de la ciudad no alimentan. Ya la alimentaremos aquí bien que se ponga hermosa y fuerte para darte buenos hijos...
Duclack: - La granja es mucho más grande de lo que pensaba... Y tu familia se ve un encanto. Sienten verdadera adoración por ti. Me siento hasta mal de tener que mentirles...
Sebastián: - Y yo...
Paca: - Dormiréis aquí los dos. Os he puesto las sábanas limpias y si tenéis fresco por la noche podéis echaros una colcha encima. Aunque con vuestra juventud y juntos, no debéis pasar frío. Yo jamás lo pasé con mi difunto esposo...
Duclack: - ¿Pero vamos a dormir juntos?
Sebastián: - Mamá, yo puedo dormir con Miguel en su cuarto.
Paca: - ¡Allí no hay sitio con todo lo que tiene metido tu hermano! Y ahora no vais a haceros pasar por dos santos. ¡Me vais a decir que no habéis dormido antes juntos ni hecho nada! Si vivís juntos desde hace casi un año y ya tenéis una edad... ¡Qué soy tu madre pero no tonta! Sebastián, a mí no me des más trabajo extra tontamente.
Paca: - La niña tendrá que dormir aquí.
Duclack: - ¿En el pajar?
Sebastián: - Aquí dormía yo a veces cuando era niño. Me encantaba. Me hacía una cama supercómoda con dos fardos de estos. Puedo dormir yo aquí y tú con Duclack.
Paca: - ¡De eso nada! Tú descansa en tu cama bien, que te espera mucho trabajo mañana.
Sebastián: - Está bien... Ven, Pradito. Vamos a prepararte tu cama.
Paca: - Coge ese de ahí, Sebastián, que está mejor atado. Y tú, Duclack, ayúdale. No te quedes ahí parada.
Duclack: - ¡Sí!
Sebastián: - Ya está. ¿Te gusta tu cama?
Pradito: - ¡Mucho!
Duclack: - Parece cómoda desde luego.
Cuando terminamos de acomodar nuestras cosas, fuimos a casa del hermano mayor de Sebastián.
La Trini: - Pasad, pasad... Si está ahí tumbado en el sofá. No se duerme pero de ahí no se mueve en todo el día.
Juan Antonio: - Porque así recostado es de la única manera que no me duele la espalda...
Sebastián: - ¿Qué tal todo, Cristian?
Cristian: - ¡Bien, tío Sebas!
Sebastián: - Mira, esta es Pradito. Enséñale todos los secretos de la granja.
La Trini: - La casa no es muy grande pero para los cuatro es suficiente y estamos al lado de la granja.  Yo prefería vivir en el centro del pueblo pero Juan Antonio se empeñó en querer estar cerca de su madre y la granja. Como nos dieron el terreno y la casa, sólo tuvimos que reformarla. Esta cocina era de la bisabuela de Juan Antonio y Sebas.
Duclack: - ¡Ah, muy bonita!
La Trini: - Después te enseño la planta de arriba.
Cristian: - ¿Quieres que demos una vuelta por la granja?
Pradito: - Vale.
Sebastián: - ¿Y cómo fue la caída del tractor?
Juan Antonio: - Pues ya me dolía hace tiempo y me falló la pierna y me dí en todo el lomo. Lo tengo todo inflamado y ni con pastillas  de las que les damos a los caballos se me pasa el dolor.
Juan Antonio: - Encantado, Duclack. Espero que te sientas como en tu casa. Triniiii, sácales chorizo y morcilla del nuestro.
La Trini: - ¡Sí!
La Trini: - Voy a partiros de este que ya está curado...
Duclack: - ¿Lo hacéis vosotros?
La Trini: - Sí, aquí pocos alimentos compramos ya hechos... Todo es casero y cien por cien natural.
Juan Antonio: - ¿Qué? ¿Os gusta? ¿A qué no habías probado antes ningún chorizo como este, Duclack?
Duclack: - No, está realmente bueno... Si es que en la ciudad sólo coméis porquerías...
La Trini: - Anda, ya está aquí Flavia.
Flavia: - ¡Hola!
Sebastián: - ¡Qué grande estás, Flavia! Ya tendrás novio y todo.
Juan Antonio: - Quita, quita, déjala que acaba de cumplir catorce años...
La Trini: - Este es el cuarto de Flavia...
Duclack: - Está muy bien sí...
La Trini: - Le dije a mi suegra que si no os apañabais para dormir en la granja, Flavia puede dormir en el sofá y dormís uno aquí. Pero me dijo que ya os había distribuido ella como teníais que acostaros.
Duclack: - Sí... No, no te preocupes. Ella nos ha apañado ya.
La Trini: - Cualquiera le lleva la contraria, ¿eh? Ahora que no nos oyen nuestros clicks, es un poco sargentona nuestra suegra. Ya la irás conociendo. Yo, porque le tengo ya la medida cogida. Le digo sí, wana a todo y  así me evito oírla más de la cuenta... Pero luego hago lo que me sale a mí de ahí mismo... Jijijiji.
Duclack: - Hehehehe
Un poco más tarde esa noche...
Paca: - Ya estáis aquí. Os estábamos esperando para cenar.
Duclack: - ¡Huy, si ya hemos tomado chorizo y morcilla! Estamos llenos.
Paca: - Eso era sólo un apetitivo. Además no nos vais a hacer el feo después de preparar y esperaros, Miguel y yo, que estamos los dos sin cenar a estas horas cuando cenamos siempre mucho antes.
Duclack: - Bueno, si es así... Quizás podamos tomar algo más...
Miguel: - ¿Os parto queso?
Paca: - Tú niña, ¿qué tomas? He preparado una pizza, porque a los jóvenes, como Miguel y mi nieto Cristian es lo que más les gusta. ¿O quieres otra cosa?
Pradito: - Yo... una tortilla francesa con un poco de ketchup encima.
Duclack: - ¡Pradito! La pizza también te gusta, con eso te vale.
Paca: - La niña está en edad de crecer. A mí no me cuesta trabajo hacerle una tortilla francesa. Ven y eliges tú los huevos.
Paca: - Mira estos qué grandes son. Los ponen nuestras gallinas.
Pradito: - ¡Hala! Uno de esos sí...
Pradito: - ¡Mmm! ¡Es la mejor tortilla que he probado en mi vida! ¡Qué rica!
Paca: - Esta niña es muy lista. Se nota que sabe apreciar lo bueno. Tomad más queso que es del que hace el abuelo. Y los pepinillos los aliño yo. ¿Qué, Sebas? ¿Cómo has visto a tu hermano?
Sebastián: - Pues regular... Quejándose con el dolor. ¿Cómo no me llamasteis antes? Me ha dicho que lleva así desde mayo.
Paca: - ¡Por no molestarte, leñe! ¡Qué parece que desde que estás en la ciudad ya te has olvidado de tu familia! ¿Desde cuándo no venías?
Sebastián: - ¿Desde Navidades?
Miguel: - No, en Navidades no pudiste venir este año... Creo que no venías desde el puente de Todos los Santos.
Sebastián: - Parece que vivamos en la Conchinchina de ti. Se ve que le das miel, Duclack, porque no hay quien lo despegue de allí o tú no querrás que venga al pueblo...
Duclack: - Hehehe... ¡No! Yo... Le dejo que venga cuando quiera pero es que hemos estado muy ocupados por el trabajo...
Paca: - Pues tu hermano, Sebas, está mal por lo del tractor pero también, porque lo tiene consumido su mujer. Hablemos claro. Esa Trini ya sabes cómo es. Desde que era una cría fue una devoraclicks. Todo el pueblo siempre lo supo. Pero tu hermano como es tonto y siempre lo ha sido, fue a enamorarse de ella. Encima viniendo ya con la barriga de otro. Tu hermano tiene que tenerla contenta, para que no le ponga la cornamenta. 
Sebastián: - ¡Mamá!
Paca: - Tú me entiendes, Duclack. No creo que te asustes. Y la niña es mejor que vaya aprendiendo.
Sebastián: - Ainsss...
Paca: - ¿Queréis un poco de jamón?
Duclack: - Yo voy a explotar si como algo más...
Paca: - ¿Y pollo? Tengo aquí uno recién matado de hoy y ya arreglado. Lo frío en un momento con pimientitos.
Duclack: - ¡No, gracias! ¡Por favor, no más comida por hoy!
Paca: - No coméis nada...
Miguel: - ¿No sabes beber en el botijo, Duclack? Sebas, estas cosas son fundamentales que se las enseñes a tu novia. ¿Cómo vamos a integrarla si no en la familia?
Pradito: - ¡Yo también quiero probar!
Duclack: - ¡Uhhs! ¡Me he puesto la tripa chorreando!
Miguel: - Jajajajajaja
Sebastián: - Espera que yo te enseño. Si es fácil.
Paca: - Yo me voy a acostar ya ,que estoy muy cansada. Si queréis que os saque las sábanas para la niña, subid conmigo.
Duclack: - Sí, nosotros estamos muy cansados del viaje. Nos vamos también ya a dormir. Ya vamos con usted.
Paca: - Toma, bonita. ¿Tendrá frío con esta?
Duclack: - No creo, hoy no hace frío precisamente.
Paca: - En el campo siempre refresca a la noche.
Pradito: - ¡Qué bien se duerme aquí! Estoy muy cómoda.
Paca: - Ves, tú hazme siempre caso a mí, que yo sé lo que es bueno para todos... Buenas noches, preciosa.
Paca: - Y tú, a dormir también ya. No hagas esperar a mi chico.
Duclack: - Ya voy...
Paca: - Si necesitáis cualquier cosa, me llamáis, que yo tengo el sueño ligero.
Duclack: - ¿Cómo lo hacemos? No pensé que tendríamos que compartir cama...
Sebastián: - No se angustie, mi capitana. Yo dormiré en el suelo. Pondré unas sábanas y una almohada...
Duclack: - Bueno...
Duclack: - ¿Estás bien, de verdad, Sebastián? Me siento un poco mal de estar yo en la cama y tú ahí...
Sebastián: - Sí, estoy muy bien. Usted descanse, capitana. Mañana nos espera un largo día...
Duclack: - Buenas noches, Sebastián.
Sebastián: - Buenas noches.
Paca: - ¡Qué entro! ¡Aviso!
Duclack y Sebastián: - ¡AHHHH!
Duclack: - ¡Un segundo! ¡Corre! ¡A la cama! ¡Las sábanas! ¡Esconde las sábanas!
Sebastián: - Espera, mamá...
Duclack: - ¡Hola, doña Paca!
Paca: - ¿Os pillé en faena? Perdonad... Puse un poco la oreja en la puerta antes y cómo no os escuché, pensé que estabais tan cansados que esta noche no habría tema... Os traigo una jarra de agua fresca, para que no os tengáis que levantar en medio de la noche si tenéis sed.
Sebastián: - Gracias, mamá.
Duclack: - Sí, muchas gracias...
Paca: - Vaso tenéis en la mesita.
Paca: - Bueno, os dejo que sigáis con vuestras cosas...
Duclack: - ¿Tu madre suele levantarse muchas veces en la noche?
Sebastián: - Desde que murió mi padre no duerme más de dos horas de seguido.
Duclack: - Tal vez es mejor que duermas aquí... No quiero más sobresaltos en la noche. 
Sebastián: - Está bien... Somos adultos y podemos compartir una cama tan grande... para dormir.
Duclack: - Claro... para dormir. No hay problema.

Sebastián: - Ainsss...
Duclack: - Sebastián, tu familia es encantadora. Te envidio. Yo siempre quise tener hermanos y una familia muy grande. Dan tanta alegría... Siempre estuvimos mi padre y yo solos con Diamante... y mi padre pasaba mucho tiempo fuera.
Sebastián: - Sí... Siempre hay ruido pero a veces son también un poco pesados y metijosos...
Sebastián: - Bueno... Buenas noches... Dulces sueños, capitana...
Duclack: - Ainsss...
Duclack: - Buenas noches, Sebastián...
                                                    CONTINUARÁ

1 comentario:

  1. A esto se le llama de una forma, CAPITULAZO. Me he divertido mucho y me has hecho reír muchas veces, sobretodo con Paca, la madre. He de decir que la familia es un encanto, y la madre, a pesar de ser una sargento (como dice la Trini) también lo es. Me recuerda mucho a mi tía de Murcia, que nos hace comer hasta explotar, se queja de que comemos poco y le gusta mucho los chismes jajajaja. La Trini tiene calada a su suegra y ya la torea, pero Paca no es tonta y no se queda precisamente callada. Lo gracioso de todo esto es que son cosas que no van a más, se comentan en petit comité y quedan ahí, como la vida misma. Su forma de hablar es muy divertida y muy cercana, en seguida te caen simpáticos. Duclack ya puede estar contenta, todos la halagan y la tratan muy bien (aunque si se porta mal con Sebastián la cosa cambiará radicalmente jajaja). Todos tienen cruzada a la Juani, se nota que hizo sufrir mucho a Sebastián. Con lo de comer sin parar me he reído mucho, si es que es tal cual en los pueblos. Me encanta la granja, es taan bonita, y haces que parezca más grande. La sorpresa final del capítulo ha sido que tengan que dormir juntos. Eso no se lo esperaban...Mira que es pesada la madre, que encima al entrad, dice "¿Os pillé en faena?" Jajajajaja. Madre mía, a mi me sacarían los colores cada dos por tres jajaja. Al final es mejor que duerman juntos, aunque la tensión sexual no resuelta está ahí. Debe ser frustrante, tener a esa persona especial al lado y no pase nada, y al mismo tiempo, debe dar mucho corte. Esto está que arde, me está encantando. Es un capítulo muy completo. Por cierto, la casa de los Sylvanian queda genial en esa ambientación. Espero que puedas colgar otro capítulo pronto, ¡¡¡tengo muchas ganas de saber más!!!

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