martes, 7 de agosto de 2018

Sebastián: Capítulo 8 - Sábado de descanso

El sábado me levanté temprano para ayudar en la granja como venía siendo costumbre durante toda la semana. Sebastián me dijo que los sábados nada de trabajo. Los fines de semana se descansaba. Miguel propuso de ir al río a bañarnos. Con el calor que estaba haciendo apetecía refrescarse. No quedaba muy lejos de allí y era un lugar con mucho encanto con tanta vegetación y fauna de la zona. Nos llevamos unos bocadillos para comer.
Duclack: - Es mucho más bonito de lo que imaginaba.
Cristian y Pradito salieron disparados a zambullirse.
Pradito: - ¡El agua está muy fresquita! Mira, Duclack, me tiro desde aquí.
Duclack: - ¡Ten cuidado!
Mientras Miguel y los niños se divertían en el agua. Yo me senté en la orilla chapoteando con los pies. Sebastián vino y se sentó a mi lado.
Sebastián: - ¿Te gusta este lugar?
Duclack: - Es muy bonito.
Sebastián: - ¿Estás pasándolo bien?
Duclack: - Sí... Estos días están siendo realmente especiales para todos. Pradito se ve feliz y yo... siento como si formara parte de tu familia. Nos han acogido como tal. A veces lamento que esto solo es un sueño con final y temo la vuelta a la realidad.
Sebastián: - Capitana... no tenemos por qué despertar de él...
Duclack: - ¿Qué quieres decir?
Sebastián: - Yo...
Pradito: - ¡Miraaaa, Sebastián! ¡Sé bucear!
Duclack: - ¡Oh!
Sebastián: - ¡Esa es mi niña!
Después de comer, recogimos nuestras cosas y nos fuimos antes de que el sol apretara más. 
Pradito: - ¡Qué bien lo he pasado! ¡Tenemos que volver otro día!
Sebastián me sugirió visitar esa tarde un antiguo palacio, ahora convertido en museo, que se encontraba a pocos kilómetros del pueblo. Miguel se negó a ir y pagar la entrada de un lugar que ya tenía visto y que no le entusiasmaba. Él y Cristian se quedaron en casa. 
Sebastián: - Este palacio era la residencia de verano de los príncipes en el siglo XVIII. 
Sebastián: - Pasemos...
Sebastián me llevaba de la mano a veces como algo ya normal entre los dos. Aún cuando nadie de su familia ni del pueblo nos veía. Me agradaba sentir el calor y roce de su mano. ¿Me estaba málacostumbrando a él?
Guía turística: - Buenas tardes, ¿quieren visitar el palacio?
Sebastián: - Sí, hemos pagado la entrada en la taquilla. Tome.
Guía turística: - Muy bien. Me llamo Sandra y voy a ser vuestra guía durante todo el recorrido. Síganme, por favor.
Guía turística: - ¿De dónde vienen?
Duclack: - Clickópolis...
Sebastián: - Del pueblo, Fortuna.
Guía: - Bueno, primero deciros que todo el palacio data de finales del XVII y principios del XVIII. El rey Felipe XVI el clicko lo mandó construir como residencia de verano para la reina, pues su médico le aconsejó los buenos aires del campo. Esta sala era la sala de la música. Se hizo a gusto de la reina, porque era una gran melómana. 
Guía: - Imaginaos, en ella había un piano...
Pradito: - Tocaban también el arpa, el violín... Todo esto estaría lleno de sillas y aquí se realizaban conciertos de música por las noches con los mejores músicos de la corte.
Sebastián: - Las vistas son preciosas.
Guía: - Sigamos por aquí...
Duclack: - Las puertas son una maravilla también.
Guía: - Esta era la biblioteca. Aquí había un despacho donde el rey despachaba sus asuntos cuando venía a ver a la reina.
Guía: - La puerta es de la mejor madera de los bosques de la zona.
Guía: - ¡Cuántos secretos y amores prohibídos de la corte esconderán estos muros!
Guía: - La biblioteca, como podéis ver, es impresionante. Imaginad cómo sería llena de libros. El príncipe heredero sería considerado  uno de los más cultos. Tenían aquí una biblioteca que muchos quisieran.
Sebastián: - ¿Y ahora dónde están todos esos libros?
Guía: - Muchos se llevaron a palacio en el siglo XIX. Los que quedaban por temor a ser saqueados se escondieron en el ayuntamiento y hoy en día forman parte del archivo histórico del pueblo.
Guía: - Subimos a la segunda planta.
Duclack: - Es impresionante esta escalera de mármol.
Guía: - Sí, y tiene mucha historia...
Guía: - Es la escalera original de cuando se hizo el palacio y si alzáis la vista, veréis que los techos son de una belleza impactante. Imaginad el trasiego de invitados y cortesanos.
Guía: - Llegamos a la sala principal del palacio: la sala de baile.
Guía: - En ella la reina Margarita organizaba grandes fiestas. Decían que le encantaban las fiestas de disfraces. 
Venían cortesanos y nobles de todos los lugares para asistir a estos bailes de disfraces célebres en todo el reino.
Además dicen que aquí se tramaron muchas intrigas, pues la reina además de coqueta era muy inteligente. Tuvo amantes muy ilustres.
Y supo sacar partido a su belleza para hacer y deshacer en decisiones fundamentales del reino.
Guía: - La lámpara de esta sala es una de las joyas del palacio.
Guía: - Esta sala era un saloncito más privado. Veis que conserva una chimenea muy bonita.
Duclack: - ¿Quién pisaría estos suelos y qué intrigarían? Me apasiona la historia.
Duclack: - ¡Qué chimenea más alta!
Guía: - El otro ala estaba cerrada a los invitados y era sólo de uso del servicio doméstico. Seguidme.
Guía: - Esta era la cocina. Aquí hubo restauración posterior. El palacio después paso a manos de un marques que... bueno, no respeto mucho lo que había e hizo algunas reformas a su gusto. Aún así, son azulejos muy antiguos y es muy bonita cómo podéis ver.
Sebastián: - ¿Y esta estufa?
Guía: - Una estufa de la época que utilizarían los criados.
Guía: - Esta es la última planta. Estamos en la habitación de la reina.
Pradito: - Las ventanas me recuerdan a un barco.
Duclack: - Sí, jajajaja.
Se conserva una bañera que usaba la reina para su aseo personal.
Guía: - Y esta es la habitación de la infanta.
Duclack: - ¡Pradito, quieres hacerte una foto con la casa de muñecas!
Pradito: - ¡Sí! ¡Paaataaataaa!
Pradito: - Esta era la casita de la infanta.
Duclack: - ¡Oh! ¡Qué sillón más cómodo!
Sebastián: - Ese es como el de mi abuela.
Guía: - Desde la terraza se ve toda la sierra.
Pradito: - ¿Por allí está la granja?
Sebastián: - Sí, por allí todo recto.
Duclack: - ¿La usarían en su época?
Guía: - Pues supongo que sí. Es un lugar ideal para tomar el fresco.
Guía: - Ahora si queréis para finalizar la visita, os podéis hacer una foto con pelucas de la época. Son cinco cleuros más.
Sebastián: - Venga, va... Por una vez que venimos.
Pradito: - Esta peluca no me cabe.
Guía: - Espera que te ayudo.
Sebastián: - Mademoiselle, ¿me concede este baile?
Duclack: - Jajajajaja
 Guía: - Sonreíd...
 Guía: - Muy guapos, familia...
Regresamos a casa cansados de todo el día pero lo habíamos pasado realmente bien. Me quedé pensando en las palabras de la guía al hacernos la foto: familia. Pradito, Sebastián y yo nos habíamos convertido en una familia y aquellos días con la familia de Sebastián no hacían más que confirmarlo.

1 comentario:

  1. Muy chula la excursión al río. Ayy, por poco Sebastián no se declara. Pradito ha estado muy inoportuna jajaja. Duclack está feliz, no quiere que termine todo esto que han creado, el viaje y estar con su familia...pero sobretodo, estar con él. Ayy, si es que hacen una pareja maravillosa. Luego el museo está genial, me encanta cómo incluyes estas cosas y que encajan tan bien. El palacio es muy bonito (lo tenía visto en alguna historia, pero no tan al detalle) y esas fotos en blanco y negro son una pasada de bonitas. Vives mucho más la historia del palacio. Muy graciosas las fotos de cuando se disfrazan, un bonito y divertido recuerdo. Duclack está viviendo un sueño, un verano yo diría que fantástico. Espero con ansias otro capítulo, ya sabes que me está encantando.

    ResponderEliminar